Crítica:

Se pusíeron como locos

'ROCK'The SmithereensPat DiNizio, voz y guitarra; Jim Babjak, guitarra y voz; Dennis Diken, batería y voz, y Mlke Messaros, bajo y voz. Sala Universal. Madrid, 26 de enero. Duración: 93 minutos.

The Smithereens sorprenden mucho en directo. Se unieron hace unos siete años y, según se comportan en un escenario, parece que hubieran estado juntos toda una vida.

Su aspecto no es el de unos chavales que acaban de salir de su barrio, donde tanto han soñado y planeado, pero se mueven y gritan como tales, asidos a sus instrumentos, emocionados y aplaudidos por un público ingente que s...

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'ROCK'The SmithereensPat DiNizio, voz y guitarra; Jim Babjak, guitarra y voz; Dennis Diken, batería y voz, y Mlke Messaros, bajo y voz. Sala Universal. Madrid, 26 de enero. Duración: 93 minutos.

The Smithereens sorprenden mucho en directo. Se unieron hace unos siete años y, según se comportan en un escenario, parece que hubieran estado juntos toda una vida.

Su aspecto no es el de unos chavales que acaban de salir de su barrio, donde tanto han soñado y planeado, pero se mueven y gritan como tales, asidos a sus instrumentos, emocionados y aplaudidos por un público ingente que se convence y admira a medida que transcurre el concierto.

El aficionado escucha las grabaciones de este cuarteto de Nueva Jersey, y después, lleno de curiosidad, llegará a preguntarse cómo podrán ser sus interpretaciones en vivo. Pues bien, no lo podrá imaginar: habrá de verlos.

Eléctricos y acústicos, The Smithereens irrumpen en la primera parte de su recital con inicios de canciones exaltados por la fuerza de dos guitarras, que cualquiera imaginaría que sonmás, con un sonido muy agudo y melódico a la vez, respaldadas por una batería y un bajc durísimos y repletos de matices.

Dominan todos los tiempos rockeros. En los temas de trasfondo country, el batería Dennis Diken, un cuerpo enorme envuelto en simpatía, añadía una armonía vocal perfecta a la primera voz de Pat DíNizio, un compositor con poco pelo, de influencias varias pero de estilo muy reconocible.

Saltos frenéticos

Luego resultó que los cuatro cantaban, y no sólo como acompañantes sino también corno solistas. El guitarrista barbudo Jim Babjak se desgañitó en un par de temas, tanto como el bajista Mike Messaros, una especie de punkie con espíritu ritmatiblusero, que no cesó de agitarse cn saltos y ademanes frenéticos.

En las últimas fases de despedídas continuas, The Smithereens se descubrieron todavía más. Abandonaron su eXcelente repertorio de rockabilly y de rock urbano (Much too much, In a lonely place o Blood and roses) y abordaron su gran idea: tocar a toda pastilla versiones instrumentales de temas clái-¡cos de grupos diferentes, desde The Beatles a The Who.

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