LA DEMOCRACIA DE FEBRES CORDERO

Stroessner condena el secuestro de su "amigo"

El dictador paraguayo, general Alfredo Stroessner, condenó ayer el secuestro del presidente ecuatoriano, León Febres Cordero, al que llamó "dilecto y buen amigo". Stroessner calificó la acción de "afrenta inaudita a la democracia", en un mensaje personal a Febres."El vil atentado tiene la más enérgica condena del pueblo paraguayo y mío personal", expresó Stroessner al transmitir al presidente ecuatoriano sus felicitaciones "por el feliz desenlace del insólito suceso".

"El secuestro puso en peligro las grandes conquistas democráticas no sólo del firaterno pueblo ecuatoriano, sino también...

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El dictador paraguayo, general Alfredo Stroessner, condenó ayer el secuestro del presidente ecuatoriano, León Febres Cordero, al que llamó "dilecto y buen amigo". Stroessner calificó la acción de "afrenta inaudita a la democracia", en un mensaje personal a Febres."El vil atentado tiene la más enérgica condena del pueblo paraguayo y mío personal", expresó Stroessner al transmitir al presidente ecuatoriano sus felicitaciones "por el feliz desenlace del insólito suceso".

"El secuestro puso en peligro las grandes conquistas democráticas no sólo del firaterno pueblo ecuatoriano, sino también el porvenir de nuestras libres instituciones republicanas", dijo el jefe del Estado de Paraguay.

Amenazado de muerte

Por otra parte, Febres Cordero fue maltratado y amenazado de muerte durante las casi 12 horas que permaneció secuestrado el pasado viernes por un grupo de militares, según declaraciones del presidente ecuatoriano publicadas ayer por los díar¡os norteamericanos The New York Times y The Washington Post.Febres precisó que, cuando se resistió a las exigencias de sus secuestradores, se le dijo que se había formado un pelotón de ejecución. Un hombre de unos 40 años entró en la habitación en la que estaba retenido y le dijo: "He recibido orden de matarle", según recoge The New York Times. Febres explicó que los sublevados le tiraron al suelo. "Me pusieron un fusil en el cuello y una pistola en la cabeza. Yo gritaba: 'Matadme, matadme', pero no decían nada, se limitaban a insultarme", relató el presidente ecuatoriano.

Aunque se comprometió a no tomar represalias contra los rebeldes ni contra el general Frank Vargas, por quien se le canjeó, Febres dijo que debe reflexionar.

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