Al menos 12 religiosos estadounidenses han contraído el SIDA
Al menos una docena de sacerdotes o religiosos católicos norteamericanos han contraído el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), pero la Iglesia hasta el momento oculta el problema, según indica una investigación del diario San Francisco Examiner.Según los representantes de la Iglesia y de los pacientes entrevistados por el diario, estos religiosos proceden de distintos Estados norteamericanos: California, Nueva York, Misuri, Washington y Hawai.
Una de las víctimas del síndrome, el hermano benedictino Mario Riveccio, de 37 años, residente en Washington, ha decidido levan...
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Al menos una docena de sacerdotes o religiosos católicos norteamericanos han contraído el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), pero la Iglesia hasta el momento oculta el problema, según indica una investigación del diario San Francisco Examiner.Según los representantes de la Iglesia y de los pacientes entrevistados por el diario, estos religiosos proceden de distintos Estados norteamericanos: California, Nueva York, Misuri, Washington y Hawai.
Una de las víctimas del síndrome, el hermano benedictino Mario Riveccio, de 37 años, residente en Washington, ha decidido levantar el velo que oculta ,,esta realidad, a la que la Iglesia hasta ahora no ha querido hacer frente", afirmó.
El hermano Riveccio dijo también que conoce personalmente a otros religiosos que han contraído el SIDA y han sido abandonados prácticamente por sus respectivas congregaciones.
"Uno de ellos, después de 10 años en la orden, se encuentra absolutamente solo. Su congregación paga las facturas del médico, pero procura mantenerse a distancia".
"A otro religioso, que acaba de ser atrapado por la enfermedad, se le ha pedido que abandoñe la congregación y no sabe qué hacer"; manifestó el hermano Riveccio. Para el reverendo Richard Hynes, director de la Federación Nacional de Consejos de Sacerdotes, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida es una "enfermedad nueva, de la que resulta difícil hablar", aunque las comunidades religiosas comienzan a responder mejor ante al problema.