Los tres tipos de 'arrepentidos'

En Italia, al fenómeno se le llama pentitismo. Empezó con las Brigadas Rojas. Un día, el joven Patrizio Peci, que había participado en varios delitos sangrientos, llamó al general de Carabineros Carlo Alberto dalla Chiesa para confesarse. Se declaró arrepentido y puso en manos del general, más tarde asesinado por la Mafia en Palermo, un material precioso que consiguió llevar a la cárcel a más de 100 brigadistas rojos. Hoy son ya más de 100 estos arrepentidos. Y se dividen en dos categorías: los arrepentidos que colaboran con la justicia descubriendo a sus antiguos c...

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En Italia, al fenómeno se le llama pentitismo. Empezó con las Brigadas Rojas. Un día, el joven Patrizio Peci, que había participado en varios delitos sangrientos, llamó al general de Carabineros Carlo Alberto dalla Chiesa para confesarse. Se declaró arrepentido y puso en manos del general, más tarde asesinado por la Mafia en Palermo, un material precioso que consiguió llevar a la cárcel a más de 100 brigadistas rojos. Hoy son ya más de 100 estos arrepentidos. Y se dividen en dos categorías: los arrepentidos que colaboran con la justicia descubriendo a sus antiguos compañeros de lucha armada y los que confiesan su fracaso político pero no aceptan delatar a nadie.La ley italiana, ante los frutos dados por el pentitismo, introdujo ventajas muy importantes de protección y de disminución de pena para dichos arrepentidos.

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Pero enseguida aparecieron en la escena otros arrepentidos. Esta vez dentro de la criminalidad organizada: Mafia y Camorra. Y tras mucha incertidumbre de los políticos, se extendió también a ellos la ley de los arrepentidos políticos. Pero ahora la sentencia de apelación de Nápoles, donde más de 10 arrepentidos han sido totalmente desautorizados por los jueces, plantea el problema de la diferencia psicológica entre los arrepentidos de la Camorra y la Mafia y los terroristas. Se afirma que el terrorismo político en el fondo era una forma de idealismo, si bien equivocado, y que romper con dichos ideales supone un fuerte drama de conciencia. Mientras, por el contrario, para un camorrista o mafioso la mentira, el sacar ventajas personales de cualquier cosa, la pura venganza personal está dentro de su lógica y de su filosofía.

De hecho, en Palermo, en el proceso de la Mafia, se insistía ayer en que ninguno de los mafiosos juzgados lo ha sido sólo por la confesión de un arrepentido, sino por la acumulación de pruebas en su contra.

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