La crisis de Asturias / 5

Una nueva generación industrial

En el Principado existen múltiples ayudas para la creación de empresas

Pese a la crisis por la que atraviesa Asturias, no faltan instrumentos y mecanismos que alienten y promuevan la recuperación industrial en la región. En los últimos años, el Gobierno central y el regional han puesto en marcha zonas, polígonos, institutos y programas que apoyan, aconsejan y facilitan el camino. Crear una empresa es ahora relativamente fácil; lo peliagudo es que sea competitiva y tenga futuro.

Hasta el momento, los instrumentos de promoción han logrado algunos éxitos aislados como con la confirmación de que multinacionales cómo Corning Glass, Vesubius o Datotec se instala...

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Pese a la crisis por la que atraviesa Asturias, no faltan instrumentos y mecanismos que alienten y promuevan la recuperación industrial en la región. En los últimos años, el Gobierno central y el regional han puesto en marcha zonas, polígonos, institutos y programas que apoyan, aconsejan y facilitan el camino. Crear una empresa es ahora relativamente fácil; lo peliagudo es que sea competitiva y tenga futuro.

Hasta el momento, los instrumentos de promoción han logrado algunos éxitos aislados como con la confirmación de que multinacionales cómo Corning Glass, Vesubius o Datotec se instalarán próximamente en Asturias. Son las empresas de la tercera revolución, la salida novedosa para una región de industrias anticuadas, pesadas, con mucho personal y poco rendimiento. Ahora, la fibra de óptica de vidrio o aparatos para la criptocomunicación obligarán a inversiones cuantiosas, emplearán poco personal y muy especializado, pero darán mayor rendimiento económico a la región. Los centros de decisión seguirán alejados de Asturias, quizá más que nunca, pero los promotores de nuevas empresas en Asturias se sienten satisfechos, "porque empresas como Corning Glass generan confianza a futuros inversores".Tanto la Administración del Estado como la regional han puesto en marcha organismos que se complementan para facilitar la inversión. Las medidas nacionales que tienen repercusión en Asturias son las de fomento del empleo, fomento de minería y, sobre todo, las zonas de urgente reindustrialización (ZUR). Las ayudas regionales son el polo de desarrollo, el área de servicios a la empresa y los créditos y ayudas a las pymes.

Pero las instituciones más llamativas son dos creadas por el actual Gobierno autónomo: el Instituto de Fomento Regional (IFR) y la Fundación para el Fomento de la Investigación (FICYT). El IFR está formado por dos brazos operativos, la Sociedad Regional de Promoción (SRP) y la Sociedad Regional de Reconversión (SRR).

Están, por último, los programas de actuaciones urgentes (PAUR), también de creación autónoma, que han agotado casi 3.000 millones de créditos de la Caja de Ahorros y del Banco de Crédito Industrial.

El IFR no invierte directamente, aconseja y, sobre todo. busca nuevos campos de inversión para impulsar la actividad económica y crear empleo en una región cuyo desmantelamiento paulatino ha sido constante durante décadas. Sólo la proximidad de ofertas semejantes en el resto de las comunidades autónomas dificulta la implantación de nuevas empresas en suelo español, pero el IFR trabaja a medio y largo plazo.

A través de la SRP, el Instituto de Fomento ha aprobado 39 proyectos que suponen una inversión de 4.197 millones de pesetas y la creación de 695 puestos de trabajo directos, según los datos de julio de este año.

Por su parte, la ZUR ha aprobado en el año que lleva en funcionamiento 100 proyectos con una inversión aproximada de 10.000 millones de pesetas y la. creación de 1.100 empleos.

Opiniones encontradas

El PAUR, por su parte, ha estudiado 455 proyectos en toda la región, dejos que aprobó 323, financiados con 1.733 millones de pesetas y cuyo volumen global de inversión superaba los 2.425 millones. Se han creado hasta el momento 912 puestos de trabajo.

Estos instrumentos han sido fuente de opiniones encontradas y en no pocas ocasiones motivo de confrontación política o sindical. La ZUR, por ejemplo, tiene previsto emplear excedentes del sector naval, lo que ha dado lugar a discrepancias entre, la presidencia del Gobierno autónomo y UGT. El IFR ha sido criticado desde muchos sectores pese a que en la SRP participan el Principado y más de 100 empresas y, entidades financieras de la región.

Pedro de Silva cree que "estamos haciendo un esfuerzo muy intenso para conseguir dotar de dinamismo real a nuestra economía. ¿Qué entiendo por dinamismo real? Aquel que puede desarrollarse de forma sostenida sin necesidad de un recurso periódico a las ayudas públicas más o menos encubiertas".

Isidro Fernández Rozada, presidente de AP de Asturias, no lo ve de la misma manera: "No se generará empleo sin un apoyo decidido a la inversión privada, a la que haya que liberar del exceso de burocracia e intervencionismo a todos los niveles y con una adecuada política fiscal que beneficie el ahorro y la inversión. Y es que no existen condiciones objetivas para invertir, el dinero está caro y no se gana para pagar intereses".

El secretario general del PCE, Francisco Javier Suárez, opina que la solución "a la falta de iniciativa privada, que no cubre ni con mucho la pérdida real de puestos de trabajo en la región, está en potenciar las cooperativas y las sociedades anónimas laborales. El secretario general de UGT, Manuel Fernández, Lito, reconoce que "los instrumentos no están dando los resultados que serian de desear, aunque nosotros vemos su creación como un dato muy positivo". Los empresarios disponen de las mejores condiciones de la historia para crear empresas. Pero faltan personas con iniciativas. Una visión diferente del problema la tiene Emilio Huerta (CC OO): "Los instrumentos de reactivación no absorben la pérdida de puestos de trabajo, cuanto más para crearlos". Tampoco el presidente del empresariado, José Menéndez Prado, está muy convencido con los instrumentos: "Pese al enorme esfuerzo y a que son necesarios, desde un primer momento vimos que no iban a tener la respuesta que se esperaba de ellos". No es un problema de mayores o menores ayudas; las reglas las establece el mercado, y no se pueden crear empresas ficticias.

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