Las orquestas de Barcelona y Euskadi entran en crisis

Dos orquestas españolas cuya historia les hacía presumir estabilidad pasan sendas crisis graves. Son las orquestas principales de Cataluña y Euskadi. Una nueva reforma estructural, de las múltiples iniciadas por elAyuntamiento de Barcelona, intentará, a partir de septiembre, solucionar los graves problemas que afectan a la Orquestra Ciutat de Barcelona (OCB). La Orquesta de Euskadi perdió el jueves a su director titular, MaxValdés, quien está disconforme con las condiciones en que trabajan los músicos del conjunto. Según Valdés, "no puede dilapidarse el capital artístico de la orquesta por la ...

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Dos orquestas españolas cuya historia les hacía presumir estabilidad pasan sendas crisis graves. Son las orquestas principales de Cataluña y Euskadi. Una nueva reforma estructural, de las múltiples iniciadas por elAyuntamiento de Barcelona, intentará, a partir de septiembre, solucionar los graves problemas que afectan a la Orquestra Ciutat de Barcelona (OCB). La Orquesta de Euskadi perdió el jueves a su director titular, MaxValdés, quien está disconforme con las condiciones en que trabajan los músicos del conjunto. Según Valdés, "no puede dilapidarse el capital artístico de la orquesta por la cuota política que de ella se espera obtener".

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No es la primera vez que se habla de reconvertir la Orquestra Ciutat de Barcelona (OCB) en una formación sinfónica de calidad con proyección internacional y con función de embajadora de Barcelona en el inundo. Anteriores intentos, con Antoni Ros, Marbá como director titular, no llegaron jamás a alcanzar los objetivos fijados. Para el Ayuntamiento y la gerencia de la orquesta, la presencia de un nuevo director al frente de la orquesta puede ser un buen síntoma y un primer paso para conseguir superar una crisis de años. En esta ocasión se cuenta para llevarla a cabo con un director extranjero, el alemán Franz-Paul Decker, hombre conocido y querido por los músicos de la orquesta, que ven con buenos ojos su nombramiento como director titular. Decker, director de prestigio internacional, aportará a la OCB la experiencia de haber reestructurado la Orquesta Sinfónica de Montreal y es un posible foco de atracción para músicos de calidad, de los que la Orquestra Ciutat de Barcelona no va sobrada.

La temporada 1985-1986 de la OCB podrá inscribirse como una de las peores de toda su historia. El malestar interno y la falta de director titular, al dimitir Ros-Marbá en noviembre del año pasado, poco después de haberse iniciado la temporada, originaron un éxodo paulatino de algunos de los mejores músicos.

La aplicación de las incompatibilidades provocaron las primeras bajas. Profesores de la orquesta, algunos jefes de cuerda, que a su vez ejercían la docencia en el Conservatorio Superior Municipal de Música de Barcelona, fueron instados por el Ayuntamiento a elegir uno de los dos trabajos. Los músicos, sin dudarlo mucho, optaron por la docencia porque suponía menos

Otros músicos han optado dejar la orquesta y pedir el traslado a la Banda Municipal, que ha sido la mayor beneficiada de la crisis de la OCB. Instrumentistas de las secciones de viento y metal, que habían ingresado en la banda y posteriormemte habían pedido su traslado a la Orquestra Ciutat de Barcelona, volvieron a solicitar su reingreso en ésta. El último abandono importante ha sido el de uno de los concertinos, Josep Maria Alpiste, que ha anunciado su incorporación en septiembre a la antigua Orquesta Arbós de Madrid.

Panorama desolador

Franz-Paul Decker llegará a la OCB con un panorama bastante desolador, que piensa solventarse con unas oposiciones que habían de celebrarse en julio pasado, pero que, a última hora, fueron suspendidas por indisposición de Decker, que era el presidente del tribunal. Las pruebas, previstas ahora para septiembre, habrán de cubrir más de 20 plazas vacantes. Esta convocatoria es restringida a músicos españoles, pero de no cubrirse las plazas vacantes el acceso de músicos extranjeros es actualmente ilimitado.

Los extranjeros ,

La supresión del límite de extranjeros ha sido uno de los temas que más controversia ha suscitado en las últimas semanas, ya que era uno de los puntos que ha mantenido enfrentados a la gerencia de la orquesta y a los músicos durante tiempo.

Los músicos llegaron a un acuerdo con el área de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona en junio de 1983 por el que se establecía que la plantilla de la OCB estaría formada por 110 músicos, 65 de los cuales serían funcionarios, y que los extranjeros no podrían exceder de un 10%. Los músicos se han quejado desde la fecha en que fue firmado que el pacto no se cumplía.

En julio, el Ayuntamiento aprobó una propuesta de la gerencia del patronato de la orquesta por la que se modificaban los estatutos de la orquesta y se suprima el límite de extranjeros. La gerencia justificó la supresión como necesaria para conseguir músicos, dada su escasez, principalmente de instrumentistas de cuerda. Los representantes de la orquesta han calificado el hecho como un grave perjuicio para los músicos nacionales.

Los contratos previstos para los músicos que superen las pruebas, previstas para los primeros días de septiembre, serán temporales. No está previsto, por el momento, crear nuevas plazas de músicos funcionarios, que el Ayuntamiento considera como un impedirnento a la hora de poder pagar sueldos más elevados, tal y como piden los músicos.

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