Crítica:'POP'

Sindicato de ensueño

El grupo Sindicato del Sueño es de los de afiliación y cuota. Con la sala Universal repleta de público, estos norteamericanos demostraron que son uno de los mejores grupos que han pasado por Madrid durante esta temporada.De aquel cuarteto formado en Los Ángeles en 1981 sólo quedan su cantante y compositor, Steve Wynn, y el batería, Dennis Duck. La incorporación más significativa ha sido la del guitarrista y productor de su primer disco, Paul B. Cutler, que aporta su personalísima manera de entender la música.

Junto a la impecable puesta en escena de Steve Wynn, sus buenas maneras como c...

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El grupo Sindicato del Sueño es de los de afiliación y cuota. Con la sala Universal repleta de público, estos norteamericanos demostraron que son uno de los mejores grupos que han pasado por Madrid durante esta temporada.De aquel cuarteto formado en Los Ángeles en 1981 sólo quedan su cantante y compositor, Steve Wynn, y el batería, Dennis Duck. La incorporación más significativa ha sido la del guitarrista y productor de su primer disco, Paul B. Cutler, que aporta su personalísima manera de entender la música.

Junto a la impecable puesta en escena de Steve Wynn, sus buenas maneras como cantante y su inspiración como compositor, Cutler desarrolla un juego de guitarra bastante más preciosista de lo que suele ser habitual en los nuevos grupos californianos, con un excelente y saturado sonido siempre al borde del acople y el empleo de efectos de repetición que unido a una excelente técnica, a veces rozando tics de rock duro, proporciona a la banda una dimensión que alterna lo concreto con lo etéreo.

The Dream Syndicate

Steve Wynn (voz y guitarra), Paul B. Cutier (guitarra y coros), Dennis Duck (batería), Mark Walton (bajo y coros). Sala Universal, Madrid, 27 de junio.

Esto, junto a la sólida base rítmica de bajo y batería que forman Mark Walton y Dennis Duck, permite a Wynn sentirse a sus anchas y llevar el concierte, por donde quiere. Puede cantar solo con su guitarra, apoyar las larguísimas y enloquecidas improvisaciones de Cutler o, simplemente, pasárselo bien, lo que hace junto a sus compañeros de principio a fin del concierto.

Su presencia en escena es enérgica y muy cercana al público, con las espaldas bien guardadas por la seguridad que proporcionan unas excelentes canciones muy bien desarrolladas e interpretadas y con algo que no abunda: la variación de planos y matices dentro del mismo tema.

Para terminar, y como detalle para los aficionados a los puntos de referencia, en los bises salieron a relucir versiones de Credence Clearwater Revival y Neil Young, recuerdo de posibles influencias que The Dream Syndicate ha superado para hacer una música personal y que se desmarca de bandas compañeras de viaje aunque manteniendo profundos lazos con algunos grupos de los sesenta.

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