Crítica:CANCIÓN

Tangos a la manera de Carlos Montero

Solo, con su guitarra, sobre el escenario, ante un público que llenaba la sala madrileña en silenciosa comunión y disfrute, Carlos Montero dio una lección de dificil olvido.Carlos Montero es argentino, aunque tiene casi 20 años de residencia en España. Músico polifacético al que se deben los arreglos de algunos de los mejores discos de cantautor español (La trilogía de amor y muerte de Luis Eduardo Aute, entre ellos), sus interpretaciones de tangos son un ejemplo de hondura, orginalidad y buen hacer, sin olvidar su faceta de cantautor de raíz folclórica en la que ha dado tan excelentes ...

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Solo, con su guitarra, sobre el escenario, ante un público que llenaba la sala madrileña en silenciosa comunión y disfrute, Carlos Montero dio una lección de dificil olvido.Carlos Montero es argentino, aunque tiene casi 20 años de residencia en España. Músico polifacético al que se deben los arreglos de algunos de los mejores discos de cantautor español (La trilogía de amor y muerte de Luis Eduardo Aute, entre ellos), sus interpretaciones de tangos son un ejemplo de hondura, orginalidad y buen hacer, sin olvidar su faceta de cantautor de raíz folclórica en la que ha dado tan excelentes canciones.

Borges

Carlos Montero

Elígeme. Madrid, 16 de junio.

Desfilaron sobre el escenario de la sala madrileña Elígeme no sólo tangos, sino los mejores tangos, tangos de Discépolo, Manzi Expósito o Cátulo Castillo muestras ineludibles de la grandeza artística de esta música rioplatense que hizo afirmar a Borges que en una antología de ellos se podría encontrar un corpus poeticum o una comedia humana de su tiempo.Pero Carlos Montero no se limita a interpretar tangos, con hacerlo de manera impecable, sino que los recrea en cada interpretación que lleva a cabo, y en ello radica su auténtico valor. Retomando la vieja tradición de los payadores, voz y guitarra como un completo estilo expresivo, Carlos Montero hace lo que en realidad han hecho los grandes innovadores del género, Astor Piazzola y Horacio Salgan en primer lugar: convertir el tango de ser "un pensamiento triste que hasta se puede bailar", que definió Discépolo, en una música que se escucha.

Poseedor de una voz honda y matizada y de un estilo de guitarra impecable, Carlos Montero reafirma la intangible contemporaneidad del tango y demuestra que en la nueva moda tanguista que recorre en la actualidad los locales de Madrid no todo había de ser vacuidad y analfabetismo.

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