Crítica:'ROCK'

Una bestia rockera

El grupo barcelonés, ahora quinteto con la incorporación del saxo, superó factores desfavorables y ofreció con pocos vatios buenas canciones de rock and roll como Hotel Medianoche o Estuve bebiendo sin ti, dedicada irónicamente a Stevie Wonder.El cantante, guitarrista y compositor Jorge Martínez, sacudió una de sus guitarras contra la tarima de la batería y contra el suelo y arrancó de un golpe definitivo el clavijero del instrumento. Así despidió la actuación de su banda, Ilegales.

Fue su sorpresa preparada, consciente él de la expectación confirmada por la asistencia máx...

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El grupo barcelonés, ahora quinteto con la incorporación del saxo, superó factores desfavorables y ofreció con pocos vatios buenas canciones de rock and roll como Hotel Medianoche o Estuve bebiendo sin ti, dedicada irónicamente a Stevie Wonder.El cantante, guitarrista y compositor Jorge Martínez, sacudió una de sus guitarras contra la tarima de la batería y contra el suelo y arrancó de un golpe definitivo el clavijero del instrumento. Así despidió la actuación de su banda, Ilegales.

Fue su sorpresa preparada, consciente él de la expectación confirmada por la asistencia máxima de seguidores y de la emisión del concierto a través de la cadena SER. A medida que pierde pelo, este gijonés toca mejor la guitarra y en directo su atención se concentra en ella, como si alguien le hubiese aconsejado: "Déjate de vociferar chorradas y preocúpate de tu guitarra, que la gente la oirá y la seguirá".

Los Ilegales

Concierto de Los Ilegales (86 minutos), precedidos de Aurelio y Los Vagabundos (46 minutos). ZonaMadrid, 7 de marzo.

O es un intérprete de rock esquizofrénico que se ha creído su personaje y confundido con él o quizá controla su conducta y finge una mayor borrachera en escena. "Hay un extraño en mí", reconoció en uno de los temas de su repertorio que causó histerismo en los espectadores más cercanos a los músicos, como pasó con Soy un macarra, Europa ha muerto, Heil Hitler y, sobre todo, Destruye. Jorge Martínez convirtió su guitarra en orquesta estruendosa, con el uso de pedales y distorsionadores, con su púa y sus dedos enloquecidos.

Sí, rompió una guitarra, y más gratificante que considerar que fue un efecto espectacular premeditado y nada nuevo, será imaginarse que el músico, sincero y espontáneo, probó así cariño absoluto a su instrumento. Pete Townshend se reconocería vigente en Jorge Martínez, toda una bestia rockera.

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