Cartas al director

El Goya de Marivent

Estos días ha aireado la Prensa la situación anómala en que se encuentra el palacio de Marivent, la cual arranca de 10 años antes de la muerte del anterior jefe del Estado.Como las circunstancias han cambiado, y dado el derecho que tenemos a la libre información, en el libro Todo un rey, de Jaime Peñafiel, publicado por el Círculo de Lectores, SA, en la página 47, segundo párrafo, séptima línea, dice: "En las paredes, un retrato de Palafox, pintado por Goya; una Muchacha en la playa, de Sorolla; un caballo de Delacroix, y otras obras de clásicos españoles". De lo que deduc...

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Estos días ha aireado la Prensa la situación anómala en que se encuentra el palacio de Marivent, la cual arranca de 10 años antes de la muerte del anterior jefe del Estado.Como las circunstancias han cambiado, y dado el derecho que tenemos a la libre información, en el libro Todo un rey, de Jaime Peñafiel, publicado por el Círculo de Lectores, SA, en la página 47, segundo párrafo, séptima línea, dice: "En las paredes, un retrato de Palafox, pintado por Goya; una Muchacha en la playa, de Sorolla; un caballo de Delacroix, y otras obras de clásicos españoles". De lo que deducimos que el patrimonio español ha perdido en primera instancia un importantísimo legado cultural y sentimental, y si además añadimos que de Palafox no existen de Goya más que dos retratos, uno ecuestre bastante mediocre y otro magnífico que en 1928 existía en la colección de Zuloaga, de Zumaya, que representa al inmortal general de edad de no más de 32 años, con el uniforme de brigadier y al cuello una encomienda de Calatrava y una cruz de San Juan de Malta, llevando en el lado izquierdo del uniforme una pequeña Cruz de Calatrava, bordada, apoyando la mano izquierda en un sable, y la derecha parece ser que en un bastón de mando. Este retrato lo pintó Goya del natural, en el intervalo de paz que hubo entre los dos sitios de Zaragoza, donde pintó también a la condesa viuda de Bureta, cuyo retrato se encontraba en 1928 en Colonia, en la colección Steinmeyer. Estando el anterior retrato ecuestre en el Museo del Prado, el de Marivent no puede ser otro que el de la colección Zuloaga, a no ser que haya aparecido una réplica.

En todo lo dicho, me remito al libro Goya, su vida, sus obras, de Tomás G. Larraya, publicado en Barcelona en el primer centenario de la muerte del genial baturro, y me pregunto: ¿merece la pena perder en segunda instancia una obra de tanto valor?

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Estando sub júdice los bienes muebles del Museo Saridakis, ¿no sería un bonito gesto que Su Majestad pase este verano a residir a La Almudaina, contribuyendo quizá a salvar para España un importantísimo patrimonio material y espiritual? Lo que digo, desde mi lealtad y adhesión imperecedera a la augusta Casa de Borbón. Juan Luis Vives y Martínez de Zaldívar.

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