Haití recupera su ambiente festivo, después de los pillajes y linchamientos

La ciudad de Gonaives, cuna de la independencia haitiana, en 1804, celebró con un gran carnaval la segunda independencia, la caída del régimen duvalierista. Miles de personas, que no cesaban de bailar inundaron las calles y cantaban, acompañados con un continuo ruido de latas y maracas, copias injuriosas contra la pareja presidencia¡, que el pasado viernes abandonó el país. Haití ha recobrado el ambiente festivo, tras los dos primeros días de pillajes y linchamientos.

Para celebrar la victoria sobre el duvalierismo, el martes de carnaval se concentraron en Gonaives miles de personas pro...

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La ciudad de Gonaives, cuna de la independencia haitiana, en 1804, celebró con un gran carnaval la segunda independencia, la caída del régimen duvalierista. Miles de personas, que no cesaban de bailar inundaron las calles y cantaban, acompañados con un continuo ruido de latas y maracas, copias injuriosas contra la pareja presidencia¡, que el pasado viernes abandonó el país. Haití ha recobrado el ambiente festivo, tras los dos primeros días de pillajes y linchamientos.

Para celebrar la victoria sobre el duvalierismo, el martes de carnaval se concentraron en Gonaives miles de personas procedentes sobre todo de Cabo Haitiano y de la capital, Puerto Príncipe, que está situada a 170 kilómetros. Llegaron a bordo de vehículos sobrecargados, en un continuo desafío a las normas de tráfico e incluso a las leyes de la gravedad, porque parece imposible que desde aquellas camionetas no cayesen al suelo los que venían colgados como racimos del techo y las ventanillas.En Gonaives se proclamó la independencia de Haití en 1804 y allí empezó, el pasado noviembre, la caída del presidente vitalicio Jean-Claude Duvalier, con la matanza de tres chicos que todavía iban a la escuela. Los habitantes de Gonaives se sienten orgullosos y tienen conciencia de su papel decisivo en la caída del duvalierismo. El martes las calles se convirtieron en un carnaval que este año no se celebró en Haití como consecuencia de los recientes sucesos. El obispo de la ciudad, Eminanuel Constant, predicaba ante la muchedumbre reunida en la explanada frente a la catedral. Al mismo tiempo, otros grupos bailaban por la calle y cantaban en creole, con gran sentido rítmico, "Michelle Bennett, mierda a tu madre. Tu mandaste a tu padre a comprar una bomba envenenada para matar a los niños de Gonaives. Pero ahora sólo sabrás de Gonaives a través de los periódicos".

Por Haití circuló días atrás el rumor de que la esposa de Duvalier había dicho que, antes de marcharse del país, envenenaría el agua. Las paredes de Gonaives están llenas de pintadas, la mayoría con el texto "Duvalier masisi" (pederasta, en creole) y "Michelle SIDA".

Muchos se acercan al periodista para gritar excitados: "Estamos orgullosos de lo que hemos conseguido, pero queremos el dinero que nos robó Duvalier. Somos pobres porque él y su familia robaron todo". Una joven farmaceútica de Puerto Príncipe, que vino a festejar a Gonaives, aseguró a este periódico que "dicen que Duvalier se llevó el ataúd con el cadáver de su padre, pero eso no es cierto. Iba lleno con el dinero del Banco Nacional, que lo vació el viernes a mediodía antes de marcharse".

Gonaives era una orgía azulgrana, los colores de la bandera nacional de Haití antes de que François Duvalier, Papá Doc, la cambiara por la roja y negra. En la plaza de la catedral, en el monumento a la independencia, al héroe nacional, Jean Jacques Dessalines, le habían puesto en una mano una gran bandera roja y azul.

Jóvenes provistos de sprays se dedicaban a pintar sobre todos los coches que encontraban chak (versión en Haití del francés chaque) 4 ans (cada cuatro años, que expresa la idea de que tiene que haber elecciones presidenciales cada cuatro años).

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Por otra parte, el Gobierno de Liberia desmintió ayer haber ofrecido asilo político a Duvalier.

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