España, en la Comunidad Europea

La tradición muere difícilmente en España. El último mes, 100.000 manifestantes tomaron las calles de Madrid para invocar el fantasma de la era de Franco. Cantaron eslóganes franquistas e himnos marciales del bando victorioso en la guerra civil. Los manifestantes alzaron sus brazos en el saludo fascista, y algunos de sus representantes depositaron un ramo de flores en la estatua del dictador; 48 horas antes, en una ceremonia completamente diferente, el rey Juan Carlos, el sucesor escogido por Franco, festejó el décimo aniversario de su reinado depositando un ramo de flores en el obelisco que c...

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La tradición muere difícilmente en España. El último mes, 100.000 manifestantes tomaron las calles de Madrid para invocar el fantasma de la era de Franco. Cantaron eslóganes franquistas e himnos marciales del bando victorioso en la guerra civil. Los manifestantes alzaron sus brazos en el saludo fascista, y algunos de sus representantes depositaron un ramo de flores en la estatua del dictador; 48 horas antes, en una ceremonia completamente diferente, el rey Juan Carlos, el sucesor escogido por Franco, festejó el décimo aniversario de su reinado depositando un ramo de flores en el obelisco que conmemora a los muertos de España e incluye a los caídos durante la guerra civil, republicanos y nacionalistas, a la par.(...)El 1 de enero, la democracia, en España y en el vecino Portugal, que derribó su propia dictadura en 1974, será premiada cuando los dos países pasen a ser miembros de la Comunidad Europea. Para los europeos, durante mucho tiempo acostumbrados a la barrera formada por los Pirineos, Iberia se aproxima.

La ampliación de la Comunidad no será inevitablemente conveniente para sus miembros, como lo demuestran los años de tortuosas negociaciones llevadas a cabo para el ingreso de España y Portugal. De hecho, el Mercado Común, con sus complicadas operaciones, puede hacerse más pesado con 12 miembros que con 10. Pero, fundamentalmente, no hay otra alternativa a la expansión: nadie puede concebir una Europa occidental sin la completa participación de esos dos países, y nadie en España y Portugal puede encarar el aislamiento de un continente al que históricamente tanto han contribuido.

El ingreso como miembro de la Comunidad colma una década de grandes cambios en España. Con la democracia llegaron las elecciones libres, los sindicatos independientes y una vigorosa Prensa libre. Los Gobiernos centristas de Adolfo Suárez y de Leopoldo Calvo Sotelo crearon una serie de reformas, desde el divorcio civil hasta la legislación del juego, la reforma fiscal y las autonomías regionales. (...)

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23 de diciembre

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