El príncipe de Gales 'reina' sobre 'lady' Di en su segunda jornada en Estados Unidos

Los norteamericanos, no sin cierto descontento, permitieron que el príncipe de Gales reinase sobre lady Di en la segunda jornada de estancia del matrimonio en EE UU. En una velada que hará historia en los anales de la Casa Blanca por el espectáculo que la rodeó y porque, entre otras cosas, permitió a Diana bailar con John Travolta, los príncipes se sumieron entre 130 invitados, la mayoría políticos, que asistieron a la cena organizada en la noche del lunes por la Embajada británica."Hubiera sido una idiota si no se hubiera divertido bailando con John Travolta", dijo el príncipe C...

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Los norteamericanos, no sin cierto descontento, permitieron que el príncipe de Gales reinase sobre lady Di en la segunda jornada de estancia del matrimonio en EE UU. En una velada que hará historia en los anales de la Casa Blanca por el espectáculo que la rodeó y porque, entre otras cosas, permitió a Diana bailar con John Travolta, los príncipes se sumieron entre 130 invitados, la mayoría políticos, que asistieron a la cena organizada en la noche del lunes por la Embajada británica."Hubiera sido una idiota si no se hubiera divertido bailando con John Travolta", dijo el príncipe Carlos en una breve conferencia de prensa después de inaugurar la exposición sobre los Tesoros de las casas británicas, motivo por el cual se desplazaron a Estados Unidos.

Los periodistas miraban de reojo a la princesa Diana, sentada en silencio detrás de su marido. El secretario de Prensa de la reina Isabel II había advertido que lady Di no abriría la boca y que no se le preguntase.

Para un país que obtuvo su independencia hace 200 años luchando contra la Corona británica y que ha tenido una explosion inusitada de admiración hacia ella a través de la joven pareja, apartar de la escena a Diana ha sido un poco costoso.

Fue el príncipe de Gales quien leyó la Biblia en el oficio celebrado el pasado domingo en la catedral de Washington, pero los miles de personas que se congregaron a las puertas desde las cuatro de la mañana fueron sobre todo atraídos por el esplendor, como dicen los periódicos, de ella.

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