ELECCIONES EN AMÉRICA LATINA

Bajo el signo del miedo

Los resultados de una represión de más de 30 años, con unos 30.000 desaparecidos desde 1970, son palpables en Guatemala, a pesar de la iniciación del proceso electoral: la gente no se atreve a expresar sus opiniones políticas a los extraños, y la catedral de la capital guatemalteca permanecía ayer ocupada, por tercer día consecutivo, por 150 personas que exigen una investigación sobre la suerte corrida por 775 familiares desaparecidos.Resulta casi imposible arrancarle a un guatemalteco de la calle por quién va a votar. Ni siquiera se atreven a decir quién es el candidato que creen que ganará l...

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Los resultados de una represión de más de 30 años, con unos 30.000 desaparecidos desde 1970, son palpables en Guatemala, a pesar de la iniciación del proceso electoral: la gente no se atreve a expresar sus opiniones políticas a los extraños, y la catedral de la capital guatemalteca permanecía ayer ocupada, por tercer día consecutivo, por 150 personas que exigen una investigación sobre la suerte corrida por 775 familiares desaparecidos.Resulta casi imposible arrancarle a un guatemalteco de la calle por quién va a votar. Ni siquiera se atreven a decir quién es el candidato que creen que ganará las elecciones, después de más de tres décadas de exterminio de la oposición, de asesinatos, terrorismo, guerrilla y guerra sucia.

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Una religiosa residente en la zona de Atitlán, escenario de muchas acciones guerrilleras, explicó a este periódico que los campesinos temen la llegada de unos y de otros, "porque saben que, cuando entra la guerrilla, después vienen el Ejército y la represión".

En las colas ante las urnas de ayer, domingo, ni uno solo de los interrogados por este periódico quiso decir por quién iba a votar o lo que espera de estas elecciones.

En una taberna de una aldea, un joven maestro sin trabajo se expresó libremente. Quizá el alcohol le quitó inhibiciones. "Aquí sólo sirve la revolución; las elecciones no cambian nada, porque siempre el pez grande se come al chico", decía el joven. La llegada de una patrulla de soldados que entró en el cuchitril le hizo callar.

Un sacerdote de la zona del altiplano reconocía que la represión ha descendido considerablemente en los últimos meses, y advertía que los atropellos contra los derechos humanos dependen mucho de quién sea el comandante de cada destacamento militar. El sacerdote se mostró escéptico sobre los cambios que pueda aportar el proceso electoral, y piensa que los militares no tienen nada que perder con las elecciones y no les importa el resultado, porque ya se han asegurado los resortes que les permitirán perpetuar su poder.

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De forma categórica, una de las mujeres del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), que desde hace tres días tiene ocupada la catedral de Guatemala, expresó ayer la opinión que le merecen las elecciones. La mujer, familiar de uno de los múltiples desaparecidos, dijo que las elecciones "son una farsa".

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