Ganado blando y bronco en Zaragoza

De poco sirvió el cartel de diestros banderilleros en el día grande; los toros de Camacho se bastaron para aguar una fiesta que pudo acabar mal, cuando los astados quinto y sexto estuvieron a punto de mandar para el hule a El Soro y Bermejo, respectivamente. Toros no picados, sin apenas sangrar, que llegaban violentos, cortos de embestida, recortando el viaje y siempre con la cara arriba. Debieron de asustar, por la rapidez con que El Soro tomó el estoque.Roberto Bermejo, que toreó en ocasiones bien de capote, pasadas las llamativas largas cambiadas de rodillas, estuvo valeroso con la flámula....

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De poco sirvió el cartel de diestros banderilleros en el día grande; los toros de Camacho se bastaron para aguar una fiesta que pudo acabar mal, cuando los astados quinto y sexto estuvieron a punto de mandar para el hule a El Soro y Bermejo, respectivamente. Toros no picados, sin apenas sangrar, que llegaban violentos, cortos de embestida, recortando el viaje y siempre con la cara arriba. Debieron de asustar, por la rapidez con que El Soro tomó el estoque.Roberto Bermejo, que toreó en ocasiones bien de capote, pasadas las llamativas largas cambiadas de rodillas, estuvo valeroso con la flámula. Para él fue el peor lote de la tarde: toros peligrosos quitándole la muleta de la mano, como el primero, y difícil en exceso el último.

Ortega Cano estuvo siempre por encima de su flojísimo primero, al que toreó muy bien de muleta en pases al natural. Ante el cuarto, alivió con faena de aliño. Aquí comenzaba la procesión del caótico tercio de varas que en ningún caso se hizo a tenor de las condiciones de los toros. Se colocaron muchos pares de banderillas, mas ninguno para el recuerdo.

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