150 millones de menores trabajan en todo él mundo

En todo el mundo, según datos de la Comisión de Derechos de Hombre, con sede en Ginebra, trabajan unos 150 millones de niño (el 33% de la población infantil) cifra que coincide con los cálculo de la Organización Internaciona del Trabajo (OIT).

La explotación infantil tiene la mismas características, tanto en los países pobres como en los ricos. De ahí que las experiencias de la Unicef en el Tercer Mundo sirvan para buscar soluciones a la explotación de menores en Andalucía o Extremadura. De hecho, estas comunidades autónomas trabajan con documentación de Unicef-España que habla de l...

En todo el mundo, según datos de la Comisión de Derechos de Hombre, con sede en Ginebra, trabajan unos 150 millones de niño (el 33% de la población infantil) cifra que coincide con los cálculo de la Organización Internaciona del Trabajo (OIT).

La explotación infantil tiene la mismas características, tanto en los países pobres como en los ricos. De ahí que las experiencias de la Unicef en el Tercer Mundo sirvan para buscar soluciones a la explotación de menores en Andalucía o Extremadura. De hecho, estas comunidades autónomas trabajan con documentación de Unicef-España que habla de los "niños de la calle" de Latinoamérica

Un portavoz de Unicef-España afirma que "la responsabilidad de de toda la sociedad en este sentido, la explotación de los niños por parte de los empresarios no significa nada al lado de la indignidad con que la gente trata a los niños de la calle".

Ninguna de las múltiples organizaciones que hay en defensa de lo niños cree que la solución esté en que los ayuntamientos o los tribunales de protección de menores recojan a los niños, pues eso significa alejarles de su familia. Para algunos expertos de la Junta de Protección de Menores lo positivo sería que se aclarasen las medidas sancionadoras e incluso se llegara a suprimir la patria potestad para los padres que exploten a su hijos.

Baila, pequeño, baila

El hecho de que se trate de países ricos, no quiere decir que las cosa vayan bien para la infancia. Por ejemplo, en 1983 se pusieron de moda en EE UU los cabarés infantiles. Allí actuaban, a partir de las nueve de la noche, niños con eda des comprendidas entre los tres y los 15 años. En la mayoría de los casos no se trataba de niños necesitados, sino de hijos de artistas famosos, que, según los dueños de los cabarés, tenían una oportunidad única para seguir los pasos de sus padres.

Pero el problema es más grave en los países pobres. Un informe de la Comisión Internacional de Juristas al que la ONU encargo es tudiar unas fábricas de cerillas de sur de la India, afirma que el problema no es el de la explotación del menor, sino el hecho de que en la mayoría de los casos el salario de los niños era el único ingreso de la familia, y por tanto la prohibición de estas prácticas condenaría a la familia a la pobreza.

Estas fábricas reúnen a la ma yor población infantil del mundo la mitad de los trabajadores, unos 45.000, son menores de 15 años. Los niños viven en pueblos en un radio de 30 kilómetros, salen de sus casas a las tres de la mañana y a veces no regresan hasta las nueve de la noche. A estos trabajadores se les paga por pieza cobrada de manera que los que tienen hasta 10 años ganan unas 13 pesetas diarias, y los de 15 años, unas 40 pesetas.