LAS VENTAS

A El Inclusero se le va un triunfo

A Gregorio Tébar, que vuelve a anunciarse como El Inclusero, se le ha ido, por culpa del deficiente manejo del estoque, un triunfo que pudo haber sido sonado, a pesar de que en las corridas de agosto sólo están los extranjeros curiosos de tipismo y los pocos aficionados que no se han ido a la playa. La faena de Gregorio al tercero de la tarde ha sido, sin duda, la mejor de este largo y cálido verano en las Ventas.Realizada ante un toro que se había crecido en banderillas y al que había que dominar, El Inclusero se hizo con, él con un toreo sobre la mano derecha, en tandas que fueron a más, has...

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A Gregorio Tébar, que vuelve a anunciarse como El Inclusero, se le ha ido, por culpa del deficiente manejo del estoque, un triunfo que pudo haber sido sonado, a pesar de que en las corridas de agosto sólo están los extranjeros curiosos de tipismo y los pocos aficionados que no se han ido a la playa. La faena de Gregorio al tercero de la tarde ha sido, sin duda, la mejor de este largo y cálido verano en las Ventas.Realizada ante un toro que se había crecido en banderillas y al que había que dominar, El Inclusero se hizo con, él con un toreo sobre la mano derecha, en tandas que fueron a más, hasta terminar dando muletazos asombrosos por la quietud y el temple. Uno de ellos, por la estética y el gusto con que lo ejecutó, podía haberlo firmado el mismísimo Antonio Ordóñez.

Plaza de las Ventas

18 de agosto.Cuatro toros del conde de Mayalde, terciados, manejables. Segundo y cuarto, de "Salamanca", manso sin fuerzas y soso, respectivamente. El Inclusero: un aviso con retraso y vuelta; palmas y protestas cuando saluda. Abelardo Granada: dos avisos y silencio; silencio. Manel Moreno: algunas palmas; vuelta por su cuenta, que no termina.

La faena se compuso, además, de ayudados por bajo y un trincherazo ligado con el de la firma, de recio sabor torero. Tal vez le sobraron los ayudados por alto que le dio después de recoger el estoque, porque el toro, que se había desigualado mientras el diestro iba en busca de la espada, se creció y levantó la cabeza de nuevo. Gregorio pinchó antes de agarrar un feo bajonazo que asomaba por un brazuelo, y la oreja, que hubiera sido merecida, se le fue al limbo.

En su segundo toro estuvo muy voluntarioso y a fuerza de aguante consiguió algunos pases. El toro era tardo y humillaba muy poco, el torero se lo quitó de encima de mala manera y con otra travesía visible. Gregorio Tebar, que ha sido siempre un pinchauvas, debería preocuparse en perfeccionar sus maneras de estoqueador.

Confirmaban la alternativa Abelardo Granada y el portugués Manel Moreno. El primero ha demostrado ignorancia y des entrenamiento. Tuvo un primer toro sin fuerza y con él ,hizo un toreo de mantazos por alto y manoletinas, persiguiendo al bicho por toda la plaza. Repitió la persecución en el quinto, que era soso y distraído pero sin malicia, y dió una nueva sesión de telonazos a su aire.

Manel Moreno trasteó por la cara a su primero e hizo una faena sin mando al sexto de la tarde. Por no dominar a su enemigo fue levantado dos veces por el toro. Terminó con una excelente estocada.

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