El gran espectáculo

Todos los grandes procesos poseen en Italia una gran carga de espectacularidad, desde los de las Brigadas Rojas a los de la Camorra o la Mafia. El del atentado al Papa está resultando interes ante por partida doble.Los periodistas extranjeros, acreditados a centenares, están asombrados. Existe una increíble familiaridad de los periodistas con el fiscal, con los jueces y abogados defensores, y hasta con los mismos. imputados. A los fotógrafos sólo les falta a veces cogerle la cara a Alí Agea y colocarsela a su gusto para sacar una fotograrla con el perfil deseado.

Los periodistas le pide...

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Todos los grandes procesos poseen en Italia una gran carga de espectacularidad, desde los de las Brigadas Rojas a los de la Camorra o la Mafia. El del atentado al Papa está resultando interes ante por partida doble.Los periodistas extranjeros, acreditados a centenares, están asombrados. Existe una increíble familiaridad de los periodistas con el fiscal, con los jueces y abogados defensores, y hasta con los mismos. imputados. A los fotógrafos sólo les falta a veces cogerle la cara a Alí Agea y colocarsela a su gusto para sacar una fotograrla con el perfil deseado.

Los periodistas le piden declaraciones espectaculares a Alí Agca. Durante las pausas o al final del proceso, Prensa y fotógrafos pueden acercarse a la mesa de los jueces o del fiscal o conversar con los abogados en plena libertad.

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Un botón de muestra de dicha familiaridad se dio el miércoles pasado. Se había discutido durante audiencias enteras sobre las fechas en que Omar Bagci, el turco que había facilitado la pistola a Alí Agca, había entrado en Bulgaria y cuánto tiempo había pasado en este país, en agosto de 1980. La duda se debía a un sello de la policía de frontera en su pasaporte que no se leía con claridad. En todo el proceso se había trabajado sólo con la fotocopia del pasaporte, porque éste no aparecía. Resultó estar en la cárcel, en una caja de seguridad, con todos los objetos personales delacusado.

El miércoles el fiscal dijo que el pasaporte había aparecido, y le pidió a un periodista que lo cogiera de la mesa del tribunal. El periodista lo encontró dentro de un sobre amarillo, entre documentos, y se lo dio al fiscal. El pasaporte comenzó a circular de mano en mano. Algunos lo observaban, junto con el fiscal, con unalupa.

Resultó así que el timbre era doble, como si hubiese sido puesto uno sobre otro. Uno era de color verde y otro negro, y no había modo de descifrar la fecha ni con la lupa. Los periodistas se disputaban el pasaporte. Uno de ellos dijo al fiscal en cierto momento: .¿No sería mejor que lo analizase un experto?". Y, de hecho, el presidente del tribunal, Santiapichi, acababa de pedir en el aula la presencia de un experto del Ministerio del Interior para que interpretase aquellos dos timbres, uno sobre otro.

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Para algunos periodistas extranjeros resultó extraño que una prueba tan importante de acusación pudiese pasar tranquilamente de mano en mano con el peligro que un dedo sucio o una línea de bolígrafo pudiera acabar anulando una prueba quizá decisiva de la culpabilidad o inocencia del imputado. Esto es lo que atrae a los observadores a asistir a estos procesos larguísimos, pero siempre con posibles sorpresas.

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