FERIA DE SAN ISIDRO

Guateque en el callejón

Dice el reglamento taurino que en el callejón de las plazas de toros sólo podrán permanecer las cuadrillas, los apoderados y mozos de espada de los matadores, y el personal de servicio. Naturalmente, un reglamento así no sirve a la Comunidad de Madrid, cuyos consejeros están allí de guateque.La Comunidad de Madrid es propietaria de Las Ventas, y sus consejeros, que deberían tener palcos o tendidos reservados para ellos, sus familias, sus empleadas de hogar, lo que gusten, se van al callejón, invitados incluidos. Allí se encajan en los burladeros, los que caben, y están de fiesta, venga hablar,...

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Dice el reglamento taurino que en el callejón de las plazas de toros sólo podrán permanecer las cuadrillas, los apoderados y mozos de espada de los matadores, y el personal de servicio. Naturalmente, un reglamento así no sirve a la Comunidad de Madrid, cuyos consejeros están allí de guateque.La Comunidad de Madrid es propietaria de Las Ventas, y sus consejeros, que deberían tener palcos o tendidos reservados para ellos, sus familias, sus empleadas de hogar, lo que gusten, se van al callejón, invitados incluidos. Allí se encajan en los burladeros, los que caben, y están de fiesta, venga hablar, el whisky que no falte.

Es obvio que pueden entorpecer la lidia tanta gente y tanto barullo, y entorpecen la libre circulación por el callejón. Quizá consideren que ésta es la servidumbre que debe pagar la fiesta, porque, según nos dijo en cierta ocasión un diputado, tienen que estar allí, vigilando de cerca lo que pasa, para que los taurinos cumplan como deben.

Mal vigilan, por lo que se está viendo. Y posiblemente ignoran lo que comenta el público de esa presencia vigilante, de ese guateque político y social. A veces la pintoresca presencia vigilante llega a la irresponsabilidad. Por ejemplo, un día de feria, durante la faena de muleta apareció en el callejón el ministro de Administración Territorial, y el hombre se quedó sorprendidísimo por la bronca que le dedicó el público. Algún vigilante consejero debió advertirle que durante la lidia está prohibido entrar en la localidad, con mayor motivo en el callejón, donde el movimiento distrae al toro. Claro que el reglamento está obsoleto; si diera prioridad a los guateques de los consejeros en el callejón, sería como debe ser.

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