Una orquesta en proceso ascendente

Si exceptuamos el día de Nochebuena y el Viernes Santo, no creo que haya peor fecha para celebrar un concierto que la de la Fiesta de¡ Trabajo, enmarcada este año, además, en un puente que el de Brooklyn es una tontería a su lado. Sin embargo, el público que acudió al Teatro Real para escuchar a la Orquesta Municipal de Valencia en el primer concierto de la Muestra Musical de las Comunidades Autónomas tuvo motivos para el disfrute y el aplauso.Por lo escuchado, la agrupación valenciana -con casi medio siglo de historia a sus espaldas y muchos capítulos brillantes- experimenta un proceso ascend...

Si exceptuamos el día de Nochebuena y el Viernes Santo, no creo que haya peor fecha para celebrar un concierto que la de la Fiesta de¡ Trabajo, enmarcada este año, además, en un puente que el de Brooklyn es una tontería a su lado. Sin embargo, el público que acudió al Teatro Real para escuchar a la Orquesta Municipal de Valencia en el primer concierto de la Muestra Musical de las Comunidades Autónomas tuvo motivos para el disfrute y el aplauso.Por lo escuchado, la agrupación valenciana -con casi medio siglo de historia a sus espaldas y muchos capítulos brillantes- experimenta un proceso ascendente en su disciplina y su calidad, en su cohesión y orientación. No ha de, extrañar, pues desde los comienzos de su carrera junto al Markevitch "de Madrid" -castizo asiduo de la taberna de Hemingwey, las terturias del Varela y el chocolate con churros del pasadizo de San Ginés-, el director Manuel Galduf demostró no sólo dotes, sino también preparación y algo que decir. Las versiones del maestro de Liria, titular de la orquesta desde 1983, interesan siempre porque son comunicativas y hasta preciosistas, como en el caso de la bellísima Sinfonía de Bízet, expuesta con lirismo preciosista.

Antes, Galduf y la orquesta valenciana, interpretaron el Concierto en mi menor, de Chopin, con Mario Monreal, el conocido y prestigiado pianista saguntino, en la parte solista. Es Monreal intérprete afectivo que sabe cantar los temas chopinianos y, al mismo tiempo, dar con ese difícil punto del rubato enaltecido por el gran polaco. Aún más, su versión entraña algo nada común: hacer sonido y crear ambiente de cara a la orquesta, sin olvidarse de ella, por tenue y sencillo que sea el trabajo sinfónico chopiniano.

Excelente tríptico

Como entrada del programa escuchamos una excelente interpietación del Tríptico orquestal, del alcoyano Amando Blanquer (1935), nombre fundamental de la música contemporánea valenciana en varios aspectos, sobre todo en el creativo y el pedagógico. Nacido en 1979 para órgano, el triptico pasó luego a la banda y más tarde a la orquesta, y resulta significativo de la compleja, más que ecléctica, personalidad de Blanquer quien tanto debe a sus maestros -Mora, Casasempere, Asins-Arbó, Palau- cuanto a sus profesores franceses -Lesur, Messiaen- y a sus propias meditaciones y experiencias.Un preludio de buen contrapuntismo disonante, un coral de objetiva sustancialidad lírica y una toccata aireada por lo tradicional valenciano, se articulan en un conjunto atractivo, interesante y digno de figurar en el repertorio habitual de nuestras orquestas como ejemplo de la escuela valenciana y como veta diferenciada de la española. Las ovaciones fueron incesantes y calurosas.