Miura para entenderlos

ENVIADO ESPECIAL Al toro hay que entenderlo siempre pero al Miura aún más. Los miuras son para entenderlos, y quien lo consiga puede triunfar, como ayer Víctor Mendes. Naturalmente, también hay que tener valor para ponerse delante.

El primer Miura de ayer, un castaño alto de agujas, largo de espinazo, cornalón y astifino, era un espectáculo de toro. Espectáculo para el tendido, por su puesto, pues para el ruedo era el terror. Infundía miedo nada más verle. Galloso se paró con él y le sacó una tanda de naturales y otra de derechazos decorosos. Ocurrió, sin embargo, que milita en la tauro...

ENVIADO ESPECIAL Al toro hay que entenderlo siempre pero al Miura aún más. Los miuras son para entenderlos, y quien lo consiga puede triunfar, como ayer Víctor Mendes. Naturalmente, también hay que tener valor para ponerse delante.

El primer Miura de ayer, un castaño alto de agujas, largo de espinazo, cornalón y astifino, era un espectáculo de toro. Espectáculo para el tendido, por su puesto, pues para el ruedo era el terror. Infundía miedo nada más verle. Galloso se paró con él y le sacó una tanda de naturales y otra de derechazos decorosos. Ocurrió, sin embargo, que milita en la tauromaquia del modernismo y no sabía hacer otra cosa. El Miura aprendió en seguida la tauromaquia modernista de Galloso y no le admitió ni un pase más.

El cuarto ya se sabía la tauromaquia modernista desde que sonó el clarín para el último tercio, y como por añadidura estaba molido, mugió que naturales y derechazos no se los pedía el cuerpo. Otros, quizá; a ver cuáles. Pero Galloso no tenía más repertorio.

Otro modernista

El siguiente coletudo que entró en liza, José Antonio Campuzano, también es diestro modernista, ayer para su mal. Quién habría de decir que, en el mejor momento de su carrera profesional, perdería los papeles. Los perdió en el único Miura que tuvo delante. Antes le había echado las dos rodillas al suelo para dar media verónica, y ese fue su último alarde.A quién se le ocurre, a un Miura, tantearle un poco y citarle al derechazo como si fuera un borrego. El Miura se creció y llevó a Campuzano por la calle de la amargura. Le desafió, le persiguió, le desarmó. Estaba ofendidísimo el Miura.

Al quinto lo devolvieron al corral a causa de la perniciosa invalidez que delataba, y el sobrero ya no era Miura. Un alivio para Campuzano, porque después de dar la nota en los primeros tercios exhibiendo su mansedumbre, ese sobrero resultó de lo más boyante.

Toro de faena, no la hubo. Campuzano, falto de inspiración y escaso de técnica, se puso a pegarle docenas de pases, unos por la derecha, otros por la izquierda, y vuelta a empezar. Esta especie de Bolero de Ravel en que convirtió el trasteo le supuso a Campuzano mayor fracaso que los sobresaltos ante el Miura. De manera que Campuzano tocó ayer fondo con- el Miura para entenderlo y con el sobrero al que se le entendía todo.

Y el triunfo le llegó al portugués, Víctor Mendes, que llevó a la plaza bien aprendida la lección. Lanceó de capa con finura; no encontraba fácilmente terrenos para reunir en banderillas, aunque prendió cuadrando en la cara, y con la muleta fue tanto torero valiente como fluido de ideas. Aguantó algunas coladas. La del sexto, por el pitón izquierdo, fue terrible, y tan cerca le pasó el toro que algún alamar se debió llevar en el pitón. Cuando Mendes haga recuento de alamares, lo verá.

Sin embargo no le arredraron estas amenazas y construyó el muleteo adecuado a las cambiantes características de los toros. Más centrado resultó el del sexto, con pases en redondo muy mandones, los de pecho bien ejecutados, una tanda al natural asegurando la franquía del viaje, adornos. Y se volcó al matar. Entendió al Miura, lo toreó con valor y se alzó con la oreja y el triunfo.

Tablas del ganadero

El ganadero, en cambio, hizo tablas. La gente había abarrotado la Maestranza por la leyenda de la divisa y en lo que se refiere a la presentación de las reses no salió defraudada. La gallarda estampa del toro que abrió plaza fue saludada con una gran ovación. En lo que se refiere a comportamiento, en cambio, ninguno fue bravo, hubo algún cojo, el cuarto estaba derrengado, y tullido el quinto, que regresó al corral. Le exculpa al ganadero que nadie sabe lo que llevan los toros por dentro. Y además no envió a la feria una gatada, como el año anterior, sino una corrida de toros de verdad.En la corrida de rejones celebrada por la mañana en esta plaza, con toros de Luis Albarranz, Ángel Peralta obtuvo silencio en su primer toro. Rafael Peralta, en el seprido, oreja y vuelta al ruedo. Alvaro Domecq, en el tercero, oreja y vuelta al ruedo. Antonio Ignacio Vargas, en el cuarto, oreja y vuelta al ruedo. Joao Moura, en el quinto, vuelta al ruedo. Y Luis Valdenebro, en el sexto, palmas.

Esta tarde se celebra en la Maestranza de Sevilla la que llaman la corrida "de resaca", que no pertenece ya a la feria, pero que está incluida en el abono.

El cartel de la corrida de esta tarde, que será televisada en directo, es el siguiente: Siete toros de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas (Guardiola), para el rejoneador Alvaro Domecq y los matadores Manili, Juan Mora, y Emilio Oliva.

Los siguientes carteles del abono son los siguientes: El 5 de mayo, novillos de Torrestrella, para José Luis Seseña, Antonio Mondéjar, y Rafael Camino. El día 12, novillos de Gabriel Rojas, para Jose Luis Seseña, Rozal Camino y Antonio Vázquez, El Vinagre.