"Así fue"

Lola Fischer tenía 29 años cuando fue deportada al campo de exterminio de Auschwitz, en agosto de 1944. "No sé cuándo me trasladaron a Bergen-Belsen". Ayer, la mujer de 70 años que hoy vive en Hannover, leyó ante los reunidos en torno al monumento funerario "cómo fue aquello"."En Bergen-Belsen no había luz, ni agua, ni letrinas. Los mismos presos habían instalado unas letrinas de una forma muy primitiva. Regularmente se realizaban controles de higiene. Tras ellos volvíamos a circular por allí con los trapos harapientos y semidesnudos. Un cuadro espantoso. No nos reconocíamos. Con el trato de l...

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Lola Fischer tenía 29 años cuando fue deportada al campo de exterminio de Auschwitz, en agosto de 1944. "No sé cuándo me trasladaron a Bergen-Belsen". Ayer, la mujer de 70 años que hoy vive en Hannover, leyó ante los reunidos en torno al monumento funerario "cómo fue aquello"."En Bergen-Belsen no había luz, ni agua, ni letrinas. Los mismos presos habían instalado unas letrinas de una forma muy primitiva. Regularmente se realizaban controles de higiene. Tras ellos volvíamos a circular por allí con los trapos harapientos y semidesnudos. Un cuadro espantoso. No nos reconocíamos. Con el trato de las SS nos habíamos convertido en criaturas completamente deformadas, hinchadas y con heridas por todo el cuerpo. Las torturas sádicas, las enfermedades, el hambre y las cuotas de mortandad crecían continuamente. Montañas de cadáveres tan altas como casas yacían ante las barracas".

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"Era imposible quitar los cadáveres de en medio. La mayor parte de los que quedaron vivos no se dieron cuenta de la liberación. Estábamos apáticos, completamente agotados en cuerpo y alma. No teníamos el más mínimo ánimo de vida, a pesar de que habían llegado a su fin los bárbaros asesinatos premeditados y la muerte sin sentido. Así como yo, muchos no pudieron comprender que había pasado todo".

Lola Fischer concluyó su intervención con las palabras: "Yo me he integrado plenamente en la nueva Alemania, he conseguido un amplio círculo de amigos, pero mi dolor en el momento presente es que todavía, 40 años después de la liberación, muchos conciudadanos judíos tienen todavía miedo por su identidad. Su destino está en manos de la juventud".

A escasa distancia de aquel lugar, donde murieron decenas de miles de judíos, un ciudadano de la RFA ha alquilado una amplia extensión donde un grupo neonazi realiza sus ejercicios paramilitares.

Un manifestante, tocado con el gorro que utilizan los judíos en sus ceremonias religiosas, mostraba una pancarta en la que se leía: "Ni siquiera las cenizas de los asesinados tienen la paz. A ellas apuntan también los cohetes atómicos. ¡Ay de los que abusan de los campos de concentración para legitimar su política armamentista! ¿Cómo compaginar el holocausto con el rearme atómico y la Iniciativa de Defensa Estratégica, señores Kohl y Reagan?".

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