Crítica:

Elena Obraztsova, una fuerza de voz y expresión

La voz de Elena Obraztsova, la gran mezzo soviética, atrae por sí misma; densa, de gran extensión, con una región media y grave admirables, una sola nota dada por Obraztsova es inconfundible. Situada entre las grandes estrellas líricas, su aparición dentro del ciclo de la Dirección de Música en el Teatro Real constituyó un éxito clamoroso.Fragmentos operísticos

Las propinas menudearon, con fragmentos operísticos -la creación de Carmen con la que la conocimos en Madrid- y canciones, incluida una de las majas dolorosas que parece pensada por Granados par...

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La voz de Elena Obraztsova, la gran mezzo soviética, atrae por sí misma; densa, de gran extensión, con una región media y grave admirables, una sola nota dada por Obraztsova es inconfundible. Situada entre las grandes estrellas líricas, su aparición dentro del ciclo de la Dirección de Música en el Teatro Real constituyó un éxito clamoroso.Fragmentos operísticos

Las propinas menudearon, con fragmentos operísticos -la creación de Carmen con la que la conocimos en Madrid- y canciones, incluida una de las majas dolorosas que parece pensada por Granados para una voz como la de Elena Obraztsova. Tuvo que hacerse cargo del acompañamiento, por enfermedad del anunciado Vazha Chachava, nuestro pianista Miguel Zanetti, que realizó a lo largo de todo el concierto -abundante en páginas comprometidas- una gran labor.

Grandes recitales líricos

Elena Obraztsova, mezzosoprano. Miguel Zanetti, pianista. Obras de Beethoven, Wagner, Chaikovski, Mozart.Teatro Real. Madrid, 4 de marzo.

Por la naturaleza de la voz y de la artista -esa enorme potencia expresiva que es Elena Obraztsova-, sus programas suelen ser distintos, lo que se agradece. Escuchar tan bien resuelto el Canto a la Naturaleza o Sobre la muerte, de Beethoven, antes de recorrer los poemas de Wesendonk, el tristanismo hecho lied, o la formidable, brillante y grave aria de Vitellia, del Titus mozartiano, para desembocar en el grupo de melodías de Chaikovki, tan hermosas, como Sólo quien conozca y El sol ya se ha puesto, supone un soberbio orden vocal y musical a despecho de la cronología.

Obraztsova ha de dominar la cantidad y anchura de sus medios para reducirlo, en ocasiones, a una pura intimidad lírica. Que una, voz así no se caracterice por la infalible perfección de los agudos es tan normal como resulta extraordinario cuanto hace, dice y canta la singular artista de Leningrado.

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