Medio siglo de vanguardia editorial

Patrick Wright, director de marketing de Penguin Books, sigue creyendo que "la industria editorial es una industria casera". Pero esta industria -Penguin vende en 157 países- lleva publicados más de 20.000 títulos editados en rústica, de los que un 30% son originales. Las ventas de una novedad reciente (Lace, de Shirlay Conran) superaron el millón y medio de ejemplares.Pagan cifras a las que muy pocos están dispuestos por los derechos exclusivos de autor: "Pagamos incluso a tenor de lo que pagó la editorial Corgi por el último libro de Forsyth: 800.000 libras esterlinas, o sea un...

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Patrick Wright, director de marketing de Penguin Books, sigue creyendo que "la industria editorial es una industria casera". Pero esta industria -Penguin vende en 157 países- lleva publicados más de 20.000 títulos editados en rústica, de los que un 30% son originales. Las ventas de una novedad reciente (Lace, de Shirlay Conran) superaron el millón y medio de ejemplares.Pagan cifras a las que muy pocos están dispuestos por los derechos exclusivos de autor: "Pagamos incluso a tenor de lo que pagó la editorial Corgi por el último libro de Forsyth: 800.000 libras esterlinas, o sea unos 150 millones de pesetas", añade el mismo alto ejecutivo de Penguin.

Los nombres de grandes autores han ido incorporándose a su formidable catálogo. "Si hemos adquirido una cultura amplia y a bajo precio, se lo debemos a Penguin", dijo recientemente el novelista V. S. Naipaul, cuyas obras edita esta editorial.

El próximo mes de julio, la firma, que ahora abre oficinas en España, cumple medio siglo. El fabuloso negocio partió de una idea de Allen Lane, director de la editorial Bodley Head, quien el 30 de julio de 1935 lanzó al mercado en edición de bolsillo 10 títulos comerciales (Maurois, Hemingway, Agatha Cristhie ... ) al precio de seis peniques. La acogida del público fue generosa. En los seis meses siguíentes las ventas superaron el millón de ejemplares. En la guerra mundial prosperó la editorial, que ya no cesó de añadir nuevas colecciones, y año tras año fue abriendo delegaciones en casi todo el mundo.

La década de los sesenta significó la consolidación del negocio y el desafío a los restos puritanos del país de origen, al publicar sin cortes ni censura El amante de lady Chatterley (D. H. Lawrence), así como el Ulises de Joyce (abril de 1969). Penguin salió al mercado de valores inmobiliarios y agotó todas sus acciones en la bolsa. También abrió varias librerías propias.

Con la muerte de Allen Lane (1970), la empresa se convirtió en subsidiaria de Pearson Longman y formó nuevos equipos dirigentes para afrontar la década de los ochenta, en la que su criterio sería unir best sellers a clásicos, poesía a manuales de computadoras. Para asegurarse desde el principio los derechos íntegros de volumen, Penguin lanzará en breve colecciones encuadernadas.

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