Crítica:MÚSICA CLÁSICA

Tres corrientes de la musica vocal de nuestro siglo

La soprano alemarta Sigune von Osten practica un repertorio tan extenso como interesante, basado fundamentalmente en la -música contemporánea: desde las óperas de Debussy, Berg y Janacek hasta las de Henze; desde las canciones de Stravinski hasta las obras de Cage, Berio, Penderecki o incluso los compositores españoles actuales.Su voz posee una indudable personalidad: es corpórea, de timbre cálido, con un amplísimo volumen y una gran belleza en los pianos.

En el quinto concierto del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, celebrado el pasado 20 (le febrero en la Escue...

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La soprano alemarta Sigune von Osten practica un repertorio tan extenso como interesante, basado fundamentalmente en la -música contemporánea: desde las óperas de Debussy, Berg y Janacek hasta las de Henze; desde las canciones de Stravinski hasta las obras de Cage, Berio, Penderecki o incluso los compositores españoles actuales.Su voz posee una indudable personalidad: es corpórea, de timbre cálido, con un amplísimo volumen y una gran belleza en los pianos.

En el quinto concierto del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, celebrado el pasado 20 (le febrero en la Escuela Superior de Canto de Madrid, Sigune von Osten presentó un programa precioso y que fue memorable por la calidad de las obras y su representatividad de las tendencias muy dispares de la música vocal de nuestro siglo, así como por la rareza de su audición entre el público español.

Sigune von Osten (soprano) y Rudolf Dennemarck (piano)

Bohémes pour Mi (Messiaen), Siete lieder de juventud (Berg) y Ocho canciones (Ives). E. S. de Canto. Madrid, 20 de febrero.

El ciclo de Poemas de Messiaen, tan propio de sus maneras musicales como de sus personalísimas ideas poemáticas y expresivas, fue bien interpretado. Pero pronto se vio en este concierto que la adecuación lingüística y estilística eran mayores con los Lieder juveniles de Alban Berg, impecablemente cantados por la solista, que recibió en todo el recital una compañía pianística excelente -sobria, ajustada- por parte de Rudolf Dennemarck.

Canciones de Ives

Ocho canciones del norteamerícano Charles Ives culminaron el concierto con el despliegue técnico que requiere esta música singular: desde el intimismo hasta la parodia bienhumorada; desde arabescos vocales dificultosos hasta pasajes dichos o silbados.En la última canción -She is there- se unió a los intérpretes el violinista Francis Martín para la cita de un conocido himno americano que incluye la partitura y dar fin así a un concierto que acabó sumando sonrisa y aplauso.

Recitales de la clase del que comentamos refrescan el ambiente melómano y recuerdan a quienes lo han olvidado, y lo necesitan, lo gloriosamente amplio que es el repertorio musical.

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