Crítica:MÚSICA CLÁSICA

Juan Sebastián Bach según Markevitch y Webern

El programa dedicado a Juan Sebastian Bach por la Orquesta Nacional de España (ONE), bajo la dirección de López Cobos, era tan bello como interesante. Siempre lo será escuchar la genial instrumentación de la Fuga a seis realizada por Webem en 1935, en la que esJán presentes tanto el cantor de Leipzig como el estilizador- del schonbergismo. "Pretendo iluminar la cohesión motívica", escribe Webem a Scherchen. Una música abstracta supone para el orquestador una toma de posición que, en el caso de Webern, circula por vía del puntillismo tímbrico sin atentar por ello, sino todo lo contrario, a la u...

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El programa dedicado a Juan Sebastian Bach por la Orquesta Nacional de España (ONE), bajo la dirección de López Cobos, era tan bello como interesante. Siempre lo será escuchar la genial instrumentación de la Fuga a seis realizada por Webem en 1935, en la que esJán presentes tanto el cantor de Leipzig como el estilizador- del schonbergismo. "Pretendo iluminar la cohesión motívica", escribe Webem a Scherchen. Una música abstracta supone para el orquestador una toma de posición que, en el caso de Webern, circula por vía del puntillismo tímbrico sin atentar por ello, sino todo lo contrario, a la unidad y continuidad del discurso polifónico.La Suite en si menor nos dio ocasión de admirar la calidad técnica, la consistencia sonora y la corrección estilística de Juana Guillem, la flautista valenciana no hace mucho tiempo incorporada a la ONE como solista, junto a Arias Gago. Éste, en la Ofrenda musical, hizo gala de una línea, una pureza sonora y un profundo conocimiento de la música barroca absolutamente singulares.

Orquesta Nacional de España

Solistas: Juana Quillem (flauta), Víctor Martín (violín), Álvaro Quintanilla (violonchelo), Antonio Arias (flauta) y Francisco Corostola (clave). Obras de Bach, Bach-Markevitch y Bach-Webern.Teatro Real. 25, 26 y 27 de enero, Madrid.

La transcripción de Markevitch es una de las más interesantes entre tantas como existen de la Ofrenda porque parte de la imagen del órgano, con el juego de los diversos registros y teclados, para llegar a un resultado estereofánico. Dispone Markevitch tres grupos instrumentales: solistas en el centro (cuerda y madera) y dos orquestas de arcos a izquierda y derecha. Con ello pueden realizarse tanto las dinámicas por acumulación o disminución de elementos sonoros, que era lo propio del tiempo, como los contrastes tímbricos y espaciales. El trabajo de Markevitch es de tanta calidad que soporta el paso del tiempo y, en buena medida, la evolución del pensamiento interpretativo sobre Bach. Cierto que ni la realización ni la versión pueden encuadrarse en la actual interpretación musicológica, pero ya es adivinación, por parte de Markevitch, y buen criterio, por parte de López Cobos, no contradecir demasiado unos puntos de vista que, queramos o no, han alcanzado validez y han modificado nuestra escucha del barroco.

Dificil. re sulta acoplar un grupo de una orquesta grande, como la ONE, a las necesidades técnicoestilísticas del barroco; por lo mismo, cuanto lograron López Cobos y los solistas y profesores de la Orquesta Nacional merecen los aplausos recibidos.

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