Cartas al director

Reagan y Wojtyla

Los miembros de las comunidades cristianas populares de Sabadell, ante el documento del cardenal Ratzinger manifestamos nuestro legítimo desacuerdo. Por más que en el vértice de la Iglesia actual haya un afán desmesurado de apropiación de todas las "verdades" con ánimo de imponerlas uniformemente, hemos entendido y entendemos que el Evangelio nos hace libres por encima de todo. Y nos inquieta la coincidencia entre la política de Reagan,y la del papa Wojtyla respecto a Nicaragua, por cuanto el ataque frontal a la teología de la liberación, que se vive profundamente en Nicaragua, coincide...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los miembros de las comunidades cristianas populares de Sabadell, ante el documento del cardenal Ratzinger manifestamos nuestro legítimo desacuerdo. Por más que en el vértice de la Iglesia actual haya un afán desmesurado de apropiación de todas las "verdades" con ánimo de imponerlas uniformemente, hemos entendido y entendemos que el Evangelio nos hace libres por encima de todo. Y nos inquieta la coincidencia entre la política de Reagan,y la del papa Wojtyla respecto a Nicaragua, por cuanto el ataque frontal a la teología de la liberación, que se vive profundamente en Nicaragua, coincide con el acoso a este país por parte de EE UU. Nos soprende que se acuse de totalitaria a esta teología, cuando responde a la situación del hombre concreto en situación de abandono y se proyecta en su reconstrucción total sobre la base del Evangelio, siendo evidente que la teología clásica se mueve, muchas veces, en entelequias alienantes y orientadas al control social.No deja de ser una paradoja que el Vaticano se presente como defensor de la libertad cuando no se deja practicar la libertad dentro de la Iglesia, los teólogos disidentes de la línea oficial son acallados y condenados al ostracismo, y a los sacerdotes que se quieren, secularizar se les niega, este derecho... Pero es más: sabemos muy bien cuáles son los límites de la libertad en un régimen confesional, y sabemos también cuánto le cuesta a la Iglesia dejar su poder de enmarcar no sólo la conciencia de sus fieles sino también la de sus conciudadanos, de tal manera que cualquier estado democrático en el que la Iglesia tuviera demasiado poder vería peligrar su legítima autonomía, pues los aludables y esperanzadores aires del Concilio Vaticano II han sido conducidos hacia la involución, el conservadurismo y las posturas autoritarias, y la arbitrariedad del vértice puede negar el progreso.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En