Abierta una triple investigación sobre el incidente

Los hechos ocurridos en la madrugada del lunes a bordo del pesquero alicantino Santa Teresa de Jesús, son objeto de una triple investigación por parte de la secretaría general de Pesca, del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Marina española. Mientras los dos militares marroquíes, a quienes la Guardia Civil requisó sus armas, se mueven libremente por las calles de Arrecife (Lanzarote) a la espera de la autorización correspondiente para volver a su país, el arrastrero español con sus 10 tripulantes, permanece anclado en el puerto de Naos (Arrecife) en espera de recibir las instrucci...

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Los hechos ocurridos en la madrugada del lunes a bordo del pesquero alicantino Santa Teresa de Jesús, son objeto de una triple investigación por parte de la secretaría general de Pesca, del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Marina española. Mientras los dos militares marroquíes, a quienes la Guardia Civil requisó sus armas, se mueven libremente por las calles de Arrecife (Lanzarote) a la espera de la autorización correspondiente para volver a su país, el arrastrero español con sus 10 tripulantes, permanece anclado en el puerto de Naos (Arrecife) en espera de recibir las instrucciones para poner rumbo a Agadir.Juan Bautista Sanz Navarro, patrón del arrastrero, ha prometido al comandante del transporte militar marroquí que interceptó a su barco que éste pondrá rumbo a Agadir.

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Los barcos de la Marina marroquí que patrullan en la zona pueden ejercer el derecho de reconocimiento o la visita a los buques que pescan en sus aguas y pedir la comprobación de sus documentos. La simple sospecha es motivo suficiente para que las autoridades marroquíes ordenen al barco dirigirse a un puerto próximo para efectuar las comprobaciones pertinentes.

En un principio, según ha afirmado el patrón, la nave marroquí se acercó al Santa Teresa para pedir algunas cajas de pescado, hecho que, al parecer, es habitual y frecuente, según han manifestado los marineros de esta zona y el mismo patrón. Juan Bautista Sanz se acercó a bordo de un zodiac con las cajas de pescado a la embarcación marroquí, cuyo comandante le ordenó elegir entre Agadir o Villa Cisneros. El patrón se decidió por Agadir.

A media noche, cuando los dos militares se encontraban indispuestos y después de cenar y tomar algunas copas de whisky, Juan Bautista Sanz cambió el rumbo hacia Lanzarote. "Llegar a Agadir exigía unas 32 horas como mínimo, en tan solo siete u ocho estaríamos en Lanzarote".

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