Decadencia de la fiesta en Huesca
La incalificable presentación de los toros-becerros de Núñez Moreno y herederos de Carlos Núñez que saltaron al albero de esta plaza ayer ponen muy a las claras el total desprecio que existe hacia la integridad del toro de lidia por parte de quienes organizan estas corridas. Tan sólo del último toro, como vienen siendo norma, se puede decir que tuvo pitones; del resto cabe señalar la sospechosa realidad del afeitado. Tampoco lucían el menor trapío y de fuerzas andaban nulos cuando constantemente rodaban por el suelo. Algunos, como el cuarto y el quinto, no valían ni para caerse, y como estatua...
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La incalificable presentación de los toros-becerros de Núñez Moreno y herederos de Carlos Núñez que saltaron al albero de esta plaza ayer ponen muy a las claras el total desprecio que existe hacia la integridad del toro de lidia por parte de quienes organizan estas corridas. Tan sólo del último toro, como vienen siendo norma, se puede decir que tuvo pitones; del resto cabe señalar la sospechosa realidad del afeitado. Tampoco lucían el menor trapío y de fuerzas andaban nulos cuando constantemente rodaban por el suelo. Algunos, como el cuarto y el quinto, no valían ni para caerse, y como estatuas de mármol, lograban que los diestros, desesperados, entraran a matar apenas comenzado el tiempo para la muleta.De entrenamiento les habrá servido lo que hicieron a Palomo Linares, José Antonio Campuzano y Espartaco. Otro día cuando a tenor de su categoría realicen el toreo delante de verdaderos toros, tomaremos en serio el espectáculo de la fiesta de los toros que ayer desgraciadamente fue un simulacro que hacía pensar en la auténtica decadencia de la fiesta.
Plaza de toros de Huesca
11 de agosto. Tercera corrida de feriaCinco toros de Núñez Moreno y uno de Herederos de Carlos Núñez. Excepto el último, todos sospechosísimos de pitones, flojísimos de fuerza y descastados. Palomo Linares: Oreja. Pitos. José Antonio Campuzano: Dos orejas. División. Espartaco: dos orejas. Una oreja.