Sensores y ordenadores controlarán el estado de las cuencas hidrográficas españolas

Un ambicioso plan de cuatro años pretende utilizar moderna tecnología para racionalizar la explotación de los embalses y prevenir inundaciones

Sensores, ordenadores y equipos de comunicaciones son los instrumentos de que se va a servir el sistema automático de información hidrológica (SAIH), un ambicioso proyecto que acaba de poner en marcha la Administración para controlar las principales cuencas de la Península. El recuerdo de lo ocurrido en la presa de Tous durante las últimas lluvias torrenciales en el Levante español ha influido en la decisión de poner en marcha el programa, pero existen otras razones de gestión y explotación que también lo aconsejan. El SAIH hará que se pase de una situación tercermundista en este sector...

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Sensores, ordenadores y equipos de comunicaciones son los instrumentos de que se va a servir el sistema automático de información hidrológica (SAIH), un ambicioso proyecto que acaba de poner en marcha la Administración para controlar las principales cuencas de la Península. El recuerdo de lo ocurrido en la presa de Tous durante las últimas lluvias torrenciales en el Levante español ha influido en la decisión de poner en marcha el programa, pero existen otras razones de gestión y explotación que también lo aconsejan. El SAIH hará que se pase de una situación tercermundista en este sector a una de vanguardia mundial, justificada por el hecho de que España es un país con una orografía muy dificil y gran número de embalses.Para José Miguel Hernández, director general de Obras Hidráulicas, la explotación de los embalses públicos es deficiente, al contrario de lo que ocurre con los que son explotados por las empresas hidroeléctricas. No se dispone de datos en tiempo real sobre lo que sucede en los diversos tramos de los ríos, y las comisiones de desembalse, que son las que tienen que decidir cómo se atienden las demandas de agua a la vista de las existencias, funcionan con estimaciones basadas en datos estadísticos obtenidos a lo largo de uno o incluso dos meses.

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La falta de datos instantáneos influye en que se produzca un despilfarro de agua en tiempo de sequía, como la que ha sufrido recientemente la mayoría de las cuencas españolas, y se tienda a olvidar la función de reserva para años secos que tienen los embalses.

Sin embargo, el sistema tiene también un importante aspecto de prevención de riesgos para la población, explica Hernández, debido a que la utilización de programas adecuados de ordenador permitirá obtener información sobre posibles avenidas que ayude a salvar vidas y reducir daños. Para ello se piensa también en la coordinación con la nueva red de radares y con la de imágenes de alta resolución del Instituto Nacional de Meteorología, las cuáles podrán prever una situación similar a la que produjo las devastadoras inundaciones del País Vasco el pasado verano con varias horas de antelación.

En total, el programa SAIH, que está englobado en el Plan de Seguridad y Explotación de Presas, tiene un presupuesto previsto de 12.500 millones de pesetas a lo largo de cuatro años. Un presupuesto similar se va a dedicar a la revisión de estructuras, líneas eléctricas, grupos electrógenos, dispositivos de desagüe y comunicación, etcétera. Un sistema equivalente al SAIH de información hidrológica sólo existe -en la totalidad del país- en Japón, aunque Estados Unidos, Canadá, Francia y la República Federal de Alemania lo han establecido en algunas de sus cuencas.

La cuenca del Júcar, la primera

En el mes de mayo se cerró el plazo de admisión de proyectos en el concurso para el suministro del equipo necesario para la primera fase de la cuenca del Júcar, la primera en que se va a instalar el sistema SAIH. A finales de junio se convocó el concurso para la cuenca del Segura, y se ha decidido que la del Pirineo Oriental sea la próxima. Antonio Milla, subdirector general de explotaciones de la Dirección General de Obras Hidráulicas, señala que la del Júcar es una cuenca tradicionalmente conflictiva y difícil de explotar, lo que justifica que sea la primera. Al concurso del Júcar, que representa una suma de 1.100 millones de pesetas y se resolverá en el próximo mes de septiembre, se han presentado ofertas en las que participan muchas de las grandes empresas de electrónica, ingeniería y construcción, tanto multinacionales como nacionales.

En el aspecto tecnológico, la implementación del SAIH se encuentra con que algunos de los elementos previstos -ordenadores sensores, etcétera- no se hacen en España, sin que hasta el momento haya surgido una iniciativa para intentar que este ambicioso plan sirva para fomentar el desarrollo tecnológico español. El interés de las empresas del sector se apoya también en la posibilidad de que esta tecnología, una vez probada en España, sea exportable a otros países, fundamentalmente de Latinoamérica y África.

Tres niveles de detección

En síntesis, el SAIH tiene tres niveles de decisión e información, en los que encuentra aplicación gran parte de la actual tecnología de informática y microelectrónica En el primero están los llamado puntos de control o estaciones re motas, que sirven para obtener información de la lluvia caída, de los caudales de agua en cada tramo y del estado de los embalses. En es tos puntos están situados sensores (pluviómetros, etcétera), alimenta dos por placas solares, en los lugares menos accesibles, o por líneas eléctricas, que disponen de un microprocesador y un equipo de transmisión por radio. Existen tres tipos de puntos de control, los que disponen únicamente de pluviómetros, las estaciones de aforo en el curso de los ríos, y los puntos de presa en los embalses.

Estas estaciones remotas telemétricas son interrogadas periódicamente, según se necesiten los datos o de forma automática, por una estación situada en un embalse, que dispone de un microordenador, y constituye el segundo nivel, el punto de concentración. En este nivel se procesa y elabora la información, que se puede visualizar por pantalla u obtener en listados, para después tomar las decisiones pertinentes. Estas estaciones estarán enlazadas con la red de Protección Civil para posibles emergencias.

Finalmente están los centros de cuenca (se han previsto 15 centros para las 10 cuencas existentes en el territorio peninsular español), en cada uno de los cuales se instalará un ordenador central, que a su vez se podrá conectar -aunque esta decisión todavía no se ha tomado- con un banco de datos central para todo el sistema.

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