Paul Schrader rueda en Japón una película 'incruenta' sobre Yukio Mishima

Paul Schrader, el guionista de Taxi Driver, rueda en Japón una película sobre la vida del escritor nipón Yukio Mishima, cuyo sangriento suicidio ha sido eliminado de las imágenes filmadas. Es, pues, una versión incruenta de la vida del famoso autor. "No va a ser una película sobre política o sexualidad; yo no pretendo ser un biógrafo oficial. Digamos simplemente que será la visión de un norteamericano sobre la vida de Yukio Mishima".

Robusto, de mediana estatura y llevando unas gafas inmensas de niño sabelotodo, el director Paul Schrader habla como contando confidencias, pero parece que...

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Paul Schrader, el guionista de Taxi Driver, rueda en Japón una película sobre la vida del escritor nipón Yukio Mishima, cuyo sangriento suicidio ha sido eliminado de las imágenes filmadas. Es, pues, una versión incruenta de la vida del famoso autor. "No va a ser una película sobre política o sexualidad; yo no pretendo ser un biógrafo oficial. Digamos simplemente que será la visión de un norteamericano sobre la vida de Yukio Mishima".

Robusto, de mediana estatura y llevando unas gafas inmensas de niño sabelotodo, el director Paul Schrader habla como contando confidencias, pero parece que su discreción y sus largos silencios se ajustan perfectamente al ambiente de los rodajes japoneses.Coproducida por Zoetrope Studios y Lucas Filins, Mishima será para Schrader su quinta película como director, y tal vez la única que dirigirá completamente en pantuflas, ya que, como en el hogar típico japonés, en los legendarios estudios de Toho nadie absolutamente entra al set con zapatos en los pies.

"He venido a Japón porque Mishima vivió aquí", continúa Schrader, "y me encuentro con que la película nos está costando menos de cinco millones de dólares (750 millones de pesetas), la mitad de lo que nos hubiera costado en Estados Unidos".

Ken Ogata, actor de moda en Japón, con mucho carácter y poco parecido físico con Mishima, encarna al protagonista. El resto de actores y los técnicos son también japoneses; cuando se rueda, las únicas cabezas rubias en el estudio son la del propio Schrader y la del veterano director de fotografía John Bailey. Un escuadrón de intérpretes traduce sus instrucciones para todo el personal, y de cuando en cuando Schrader remedia su falta de japonés con gestos vigorosos.

Leonard Schrader, hermano de Paul y residente desde hace 15 años en Japón, ha sido una valiosa ayuda en la elaboración de un guión que se destaca por la precisión en los detalles y la autenticidad, aunque el resultado final será una película que oscila entre el sueño y el documento. La ambientación de las novelas de Mishima, que ocuparán gran parte del metraje, son una mezcla surreal y desbordante de japoneserías, como el templo del pabellón dorado de Kioto, reproducido en escala de juguete y sumergido en un mar de hojas de plástico bermellón y un paisaje de montañas planas, a la manera de un decorado de Kabuki.

Para estas fantasías perfeccionistas, que representarán la imaginación de Mishima, se han elaborado 40 escenografías diferentes, obra de la diseñadora Eiko Ishioka. La parte final de la vida del escritor nipón, llena de escándalo y de fanatismo nacionalista, y que concluyó con su suicidio ritual el 25 de noviembre de 1970 en el Comando Central de las Fuerzas de Autodefensa japonesas, en Tokio, ha sido revivida y filmada cámara en mano, con precisión documental, excepto por un detalle: Yukio Mishima cometió seppuku, versión completa del harakiri que culmina con la decapitación a manos de un asistente; por el nerviosismo de su joven ayudante, el cuello de Mishima recibió tres violentos golpes de katana antes de quedar totalmente seccionado.

Schrader ha decidido ahorrarle esta parte a su público y concluirá su obra con el rostro de Mishima congelado en los primeros estertores del dolor. "Para mí la última escena de las películas la debe pensar el público cuando se levanta en las butacas", agrega finalmente el patético guionista de Taxi Driver. Le quedan dos semanas de rodaje. Para la última espera la visita de Francis F. Coppola, coproductor de esta película, quien llegará a Tokio sin saber que la parte más sangrienta de la vida de Mishima ha sido rodada a secas.

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