Tras la 'cumbre' de Londres

Moscú destaca las diferencias entre EE UU y sus aliados y rechaza la oferta de diálogo hecha por los 'siete'

La cumbre económica de los siete ha evidenciado las diferencias entre EE UU y sus aliados y no ha logrado un enfoque conjunto de los problemas debatidos. Ésta es la idea expresada en los medios de comunicación soviéticos sobre la reunión de dirigentes de los principales países industrializados de Occidente, que finalizó el sábado en Londres. La declaración sobre las relaciones Este-Oeste es rechazada por Moscú que recuerda que fueron Washington y sus aliados los culpables de la ruptura de las conversaciones de Ginebra sobre desarme nuclear. El presidente norteamericano, Ronald Reagan, insistió...

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La cumbre económica de los siete ha evidenciado las diferencias entre EE UU y sus aliados y no ha logrado un enfoque conjunto de los problemas debatidos. Ésta es la idea expresada en los medios de comunicación soviéticos sobre la reunión de dirigentes de los principales países industrializados de Occidente, que finalizó el sábado en Londres. La declaración sobre las relaciones Este-Oeste es rechazada por Moscú que recuerda que fueron Washington y sus aliados los culpables de la ruptura de las conversaciones de Ginebra sobre desarme nuclear. El presidente norteamericano, Ronald Reagan, insistió por su parte en que "la puerta sigue abierta".

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El diario Pravda, órgano oficial del PCUS, señalaba ayer que los participantes en la cumbre fueron "incapaces de elaborar ninguna recomendación concreta sobre la sustancia de los problemas económicos que los desunen", por lo que se decantaron hacia las "grandilocuentes declaraciones políticas", informa desde la capital soviética Pilar Bonet.

Las deudas de los países en desarrollo y las medidas para combatir el proteccionismo son citados por el diario como ejemplos de fracasos concretos en la reunión de Londres.

Al igual que en 1983, en Williamsburg, afirmaba Pravda, la cumbre de Londres "se convirtió en un escenario de agrias batallas verbales entre el equipo Reagan y sus aliados sobre el enorme déficit estatal de EE UU y su efecto en el crecimiento de los tipos de interés, que están destrozando las economías de otros países capitalistas".

Estos comentarios se realizan un día antes del comienzo en Moscú de la cumbre extraordinaria del Comecon (mercado común de los países socialistas). Con este motivo, aparecen en la prensa soviética numerosos artículos subrayando la unidad y solidaridad socialista.

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La agencia oficial soviética Tass rechazaba la declaración sobre las relaciones Este-Oeste efectuada en Londres y repetía que los culpables de la ruptura de las negociaciones de Ginebra sobre armas nucleares "fueron precisamente Washington y sus aliados de la OTAN".

Tass señalaba que, aunque la cumbre se calificó de económica, su "trasfondo era puramente político". Washington, afirma la agencia, trató de "subordinar a sus aliados a su agresiva política militarista y de crear una apariencia de unidad política en Occidente, bajo la dirección de Ronald Reagan".

Esta "unidad política" aparente, comentaba la agencia Tass, "tenía como fin esconder las graves diferencias sobre los asuntos económicos que dividen al mundo capitalista". Los documentos aprobados sobre problemas individuales de la política internacional muestran, según la agencia soviética, "que las potencias occidentales intentan continuar su política de fuerza".

La declaración sobre "terrorismo internacional" oculta, según Tass, "la preparación de medidas que pueden ser empleadas para la supresión, de movimientos de liberación nacional".

En cuanto a la guerra Irán-Irak, la declaración de los siete contiene, según Tass, "un hipócrita llamamiento" en favor de un "arreglo pacífico y honorable del conflicto" sobre el telón de fondo de una creciente "injerencia norteamericana en el conflicto" y un intento de "inmiscuir" a la OTAN.

Unidad y fortaleza

La negativa reacción soviética no sorprendió a los autores de la oferta, los siete países más industrializados de Occidente. El presidente norteamericano, Ronald Reagan, que emprendió ayer desde Londres viaje de regreso a Washington, se limitó a afirmar que "la puerta continúa abierta", informa desde la capital británica Soledad Gallego-Díaz.

Reagan celebró una pequeña conferencia de prensa minutos antes de subir al avión y presentó una imagen color de rosa de la cumbre: "Hemos logrado importantes acuerdos y hemos demostrado nuestra unidad y nuestra fortaleza".

Reagan arremetió contra los manifestantes (entre 50.000 y 200.000 según las fuentes) que el día anterior se habían congregado ante la Embajada norteamericana en la capital británica, en protesta por la política nuclear de Washington.

Según él presidente norteamericano, quienes creen que la paz se asegura debilitando su propia fuerza son simplistas: "La paz de la que ellos hablan es la paz de las tumbas".

Reagan se mostró satisfecho,del comunicado final de la cumbre sobre aspectos económicos y se reafirmó sobre la falta de conexiónentre los altos tipos de interés y el déficit presupuestario estadounidense.

Los resultados de la cumbre fueron calificadDs de "auténtico crimen" por la c,posición británica. El portavoz de los laboristas, Denis Healey, afirmó que la primera ministra, Margaret Thatcher, había dejado pasar una gran ocasión para comprometer a Occidente en la lucha contra el paro.

Healey estimó también que el acuerdo sobre la deuda internacional es insuficiente y subrayó los peligros de un crack financiero mundial. Sin embargo, otras fuentes próximas a la City señalaron que la declaración de la cumbre puede tranquilizar a los grandes bancos. Los 11 países más endeudados del mundo son Brasil (91.000 millones de dólares), México (88.000), Argentina (41.000), Venezuela (40.000), Polonia (27.000), Filipinas (25.000), Chile (19.000), Nigeria (19.000), Perú (13.000), República Dominicana (2.600) y Bolívia (3.700 millones de dólares).

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