"Una historia más personal"

Manuel Gutiérrez Aragón es un cineasta que cree en el poder de las imágenes y que luego se niega a comentar sus películas, a descodificarlas a lenguaje coloquial. Cuando, por ejemplo, se le pregunta sobre el parentesco de Feroz con su primera película, Habla, mudita, filmada hace más de diez años, contesta con economía: "San evidentes las diferencias visuales entre ambas". Tampoco se consigue escarbar en cuanto le condujo a elegir a un oso como protagonista de su película: "Quería hacer una película sobre un monstruo, pero luego he comprobado que no lo he hecho: un animal no es m...

Manuel Gutiérrez Aragón es un cineasta que cree en el poder de las imágenes y que luego se niega a comentar sus películas, a descodificarlas a lenguaje coloquial. Cuando, por ejemplo, se le pregunta sobre el parentesco de Feroz con su primera película, Habla, mudita, filmada hace más de diez años, contesta con economía: "San evidentes las diferencias visuales entre ambas". Tampoco se consigue escarbar en cuanto le condujo a elegir a un oso como protagonista de su película: "Quería hacer una película sobre un monstruo, pero luego he comprobado que no lo he hecho: un animal no es monstruo".Y si se le insiste en el por qué de un oso y no de otro animal, su respuesta adquiere, de pronto, características tan a ras de tierra, que incluso sorprende: "Para ironizar sobre la educación, pensé, efectivamente, en un oso, pero quizás porque el oso sea el único animal en el que cabe un actor. Hubiera preferido una vaca, pero la ironía se hubiera transformado en otra cosa".

"Me interesaba que alguien extraño hiciera las mismas cosas que hacemos a diario: era el secreto del filme. Mientras rodábamos, la mayoría del equipo técnico sentía ternura por el oso, pero me sorprendió que luego no se tuviera por el actor que lo interpretaba, que pasaba desapercibido sin su disfraz: no es más que una anécdota sin mucha importancia".