Crítica:MÚSICA CLÁSICA

El Stravinski esencial para culminar la temporada sinfónica de RTVE

Escuchar en un mismo concierto la Sinfonía de los salmos y La consagración de la primavera equivale no ya a encontrarse con dos obras capitales de nuestro siglo y aun de toda la música, sino a comprobar que nuestra capacidad de asombro se renueva cada vez que se asiste a la puesta en pie de estos monumentos sonoros, fruto de una de las mentes musicales más lúcidas, innovadoras y sabias que ha dado la historia.También se renueva cada vez el carácter de test para los intérpretes. Todo en estas partituras es verdad, no hay una nota sin su dificultad y su significación.
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Escuchar en un mismo concierto la Sinfonía de los salmos y La consagración de la primavera equivale no ya a encontrarse con dos obras capitales de nuestro siglo y aun de toda la música, sino a comprobar que nuestra capacidad de asombro se renueva cada vez que se asiste a la puesta en pie de estos monumentos sonoros, fruto de una de las mentes musicales más lúcidas, innovadoras y sabias que ha dado la historia.También se renueva cada vez el carácter de test para los intérpretes. Todo en estas partituras es verdad, no hay una nota sin su dificultad y su significación.

Balance positivo

Sinfonía de los sabnos y La consagración de la primavera

Coro y orquesta sinfónica de RTVE. Director: Enrique García Asensio. Teatro Real, 29 de marzo de 1984.

Digamos que la sesión del jueves, sin alcanzar a ser redonda, ofreció un balance positivo. La versión de la Sinfonía de los salmos fue claramente de menos a más, lo que hace pensar en que pudiera no estar suficientemente rodada en ensayos; el primer tiempo, con una intervención coral escasamente pulida, hacía prever que no se iba a rebasar el umbral de la lectura, pero ya el inicio de la doble fuga, con el espléndido solo del oboe, bien secundado por otras maderas, elevó el tono interpretativo y se alcanzó incluso gran calidad en algunos momentos clave del Aleluya final.La interpretación de Le sacre.... parecía más madurada. Alguna irregularidad circunstancíal, como un adelanto del timbal en delicado momento, no afecta al ordenado curso general que procuró la batuta precisa de Enrique García Asensio, en una actuación entregada como merecían la obra puesta en los atriles y la efeméride de ser éste el último concierto de la actual temporada y, por ende, el último concierto del maestro valenciano como titular de la orquesta, aunque se anuncian futuras actuaciones conjuntas.

Hubo al final correspondencia de afectos: García Asensio levantó al fagot, a los metales, a toda la orquesta, con profusión de saludos, y ésta aplaudió con unanimidad a su director.

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