Crítica:'BALLET'

'Carmen', la tensión del alma y el cuerpo

Hemos asistido a un acontecimiento artístico un tanto insólito, no porque sea una revolución, ni siquiera porque signifique una evolución de la danza, no. Por primera vez hemos visto la danza dentro de su contexto, pero relegada por una inteligente estructura teatral.Gozamos con la brillante música de la ópera Carmen, del compositor Bizet, con texto inspirado en una obra de Prosper Merimée, con voces de nuestro pueblo, con nuestros ritmos flamencos, etcétera, pero no con los mínimos valores de danza que lleva esa coreografía. Todo formó un bello y atractivo espectáculo, aunque los conoc...

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Hemos asistido a un acontecimiento artístico un tanto insólito, no porque sea una revolución, ni siquiera porque signifique una evolución de la danza, no. Por primera vez hemos visto la danza dentro de su contexto, pero relegada por una inteligente estructura teatral.Gozamos con la brillante música de la ópera Carmen, del compositor Bizet, con texto inspirado en una obra de Prosper Merimée, con voces de nuestro pueblo, con nuestros ritmos flamencos, etcétera, pero no con los mínimos valores de danza que lleva esa coreografía. Todo formó un bello y atractivo espectáculo, aunque los conocedores de la coreografía y de nuestro gran arte flamenco hayan tenido una decepción. Los que aman el arte puro no encuentran belleza en la danza que se viste y se reviste. Saben que llegaríamos por ese camino a un estetismo o al pintoresquismo, pero nada más.

Carmen

'Ballet' inspírado en la obra 'Carmen', de Prosper Merimée.Música de Bizet y 'El gato montés, del maestro PeneIla; 'Verde que te quiero verde, de F. García Lorca (José Ortega Heredia), Solera-Gades-Freire. Espacio escénico: Antonio Saura. Argumento, coreografía, iluminación y dirección: Antonio Gades y Carlos Saura. Intérpretes: Carmen, Cristina Hoyos; José, Antonio Gades; marido, Juan A. AMénez; torero, Juan Alba. Miembros del ballet.- Carmen Villa, Rocío Navarrete, Ana Gaviño, Stella Arauzo, María Fernanda, María José Gaviño, Blanca Navarro, Inma Adanez, Esperanza Galán, Tauro, Enrique Esteve, Antonio Quintana, J. A. Benítez. Cantaores Gómez de Jerez y Manolo Sevilla. Guitarristas. Antonio Solera, Manuel Rodríguez y Diego Carrasco. Teatro Monunental de Madrid. 16 de marzo de 1984.

El ballet Carmen nos muestra una España unilateral, cuando nos consta que Saura-Gades han pensado en una España llena de contrastes, pero el abuso de formas expresivas sin danza, múltiples gestos provocados, esos espejos donde se distorsiona la imagen fuera de la danza, son totalmente negativos para el fin pretendido. Toda danza entraña su propio ritmo, espacio y tiempo, y la nuestra es tan rica que por sí sola está llena de estos contrastes.

Es injustificable que un artista indiscutible como es Antonio Gades, nos dé a conocer la síntesis de su danza sólo a través del gesto. Ni uno ni mil gestos suplen el movimiento. La danza es movimiento, ritmo, un tiempo en el espacio, y solamente de ahí nace el momento sugestivo o extático, no proviene de momentos estáticos que sólo buscan lo estético, casi siempre falso.

En su coreografía deja claro su conocimiento de nuestra danza; así no comete ruptura alguna en la incursión del flamenco dentro de la música de Bizet, margina las vulgaridades a que tan acostumbrados nos tenían otros coreógrafos -me refiero a la sincronización de movimientos-, evitando esa frialdad rítmica que provocan 40 brazos bajados a la vez sin más razón, por ejemplo, que la de que haya un calderón en la partitura. Sus finales son un logro al delimitar su sentimiento. Valora la individualidad de los buenos bailarines que integran su ballet, les sabe poner el alma y el cuerpo en tensión sin necesidad de encorsetar los movimientos. Antonio Gades, como bailarín, es sobrio, seguro, domina una perfecta técnica, tiene expresión rítmica cuando baila, pero guarda toda su fuerza en la expresión temática, como vimos en la escena final del ballet. Cristina Hoyos es una gran bailarina, posee ritmo, temperamento y musicalidad para interpretar esa mujer apasionada y libre que es Carmen.

Esta compañía de ballet ésttá compuesta en su totalidad por auténticos profesionales. Todos lo son, en efecto. Esto lo supo valorar el público, que les dedicó una prolongada y cálida ovación.

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