DANZA

Formas intercontemporáneas

Dentro de las Jornadas de Cultura Francesa, que patrocinan los ministerios de Asuntos Exteriores y de Cultura franceses y la Embajada francesa, se presentó anteayer el Ballet de la Opera de Lyon.La tragedia de Shakespeare ha inspirado con frecuencia a coreógrafos clásicos, contemporáneos y modernos. Esta nueva versión está basada en una sinfonía con coros de Héctor Berlioz coreográficamente está estructurada bajo formas intercontemporáneas. Gray Veredon no consiguió, en muchos de sus pasajes, las nuevas formas de danza. En más de una escena, aleja la atención del espectador. Sin duda buscando ...

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Dentro de las Jornadas de Cultura Francesa, que patrocinan los ministerios de Asuntos Exteriores y de Cultura franceses y la Embajada francesa, se presentó anteayer el Ballet de la Opera de Lyon.La tragedia de Shakespeare ha inspirado con frecuencia a coreógrafos clásicos, contemporáneos y modernos. Esta nueva versión está basada en una sinfonía con coros de Héctor Berlioz coreográficamente está estructurada bajo formas intercontemporáneas. Gray Veredon no consiguió, en muchos de sus pasajes, las nuevas formas de danza. En más de una escena, aleja la atención del espectador. Sin duda buscando el efecto teatral, el coreógrafo ha dejado ilegible la expresión temática en el movimiento.

Romeo y Julieta, de Héctor Berlioz

Ballet de la ópera de Lyon. Coreografía: Gray Veredon. Vestuario: Aurélie Torregrossa, Hélène Colion, Andrée Girard. Escenografía: Martin Kramer. Fecha: 12 de enero de 1984. Centro Cultural de la Villa de Madrid.

Paso romántico

El paso a dos romántico da una unidad de expresión a los intérpretes que bien podría llamarse un solo. Claude Freva es un buen partenaire que no pierde nunca la expresión. Chantal Requena, ágil, rítmica, hace olvidar su no depurada técnica. Sí consiguieron una dinámica bella, haciendo gozar al público.Cobra belleza, debido a los cambios de ritmo, la escena de Tibaldo y Mercucio, aunque por la repetición de pasos de danza la percibimos con cierta pesadez. Si el ritmo durante toda la representación es lento y se repiten los pasos, es difícil animar todo el espacio escénico. Sólo el virtuosismo de una técnica -que no tienen- podría salvar esta monotonía.

Colabora inteligentemente Martin Kramer, cuyo vestuario y, escenografía ayudan a una mejor forma dinámica. La danza final nos hace recordar aquellas bellas líneas y volúmenes que tan maravillosamente supo conjugar Maurice Béjart en sus primeras coreografías.

El ballet fue muy aplaudido por un público, en su mayoría francés, que llenaba la sala.

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