Implícito rechazo norteamericano al nuevo plan de paz presentado por el Gobierno nicaragüense

El Departamento de Estado norteamericano rechazó ayer implícitamente el plan de paz para Centroamérica propuesto por el ministro de Asuntos Exteriores de Nicaragua, Miguel D'Escoto, al subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Langhorne Motley. "Aun cuando las estamos revisando, está claro que las propuestas son deficientes" afirma una nota oficial.

Simultáneamente a la entrevista entre D'Escoto y Motley, la Cámara de Representantes norteamericana rechazó en la noche del jueves, por 227 votos contra 194, la concesión de 50 millones de dólares (unos 7.500 millones de pesetas)...

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El Departamento de Estado norteamericano rechazó ayer implícitamente el plan de paz para Centroamérica propuesto por el ministro de Asuntos Exteriores de Nicaragua, Miguel D'Escoto, al subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Langhorne Motley. "Aun cuando las estamos revisando, está claro que las propuestas son deficientes" afirma una nota oficial.

Simultáneamente a la entrevista entre D'Escoto y Motley, la Cámara de Representantes norteamericana rechazó en la noche del jueves, por 227 votos contra 194, la concesión de 50 millones de dólares (unos 7.500 millones de pesetas) para que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) continúe sus operaciones encubiertas destinadas a derrocar el Gobierno sandinista.La nota del Departamento de Estado indica que "las propuestas nicaragüenses (que previamente habían sido presentadas a los países del grupo de Contadora) mencionan nuevamente algunos principios generales que todos pueden aceptar pero, sin embargo, incluyen también una estridente retórica anti-estadounidense". El portavoz del Departamento de Estado, Alan Romberg, descartó prácticamente la posibilidad de una negociación bilateral entre Estados Unidos y Nicaragua, al informar que Motley le insistió a D'Escoto en que "el foro adecuado para llevar a cabo negociaciones es el proceso de Contadora" El acelerado deterioro de la situación en Centroamérica fue confirmado anoche por el presidente de la comisión bipartidaria norteamericana, el ex secretario de Estado Henry Kissinger, quien manifestó, después de entrevistarse con Ronald Reagan que "la situación es más grave de lo que pensábamos". Kissinger añadió que si no se profundiza en la democracia, el progreso y la seguridad, "no podremos evitar una explosión de violencia en la zona".

Miguel d'Escoto, que conversó durante más de una hora con el subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, ofreció cuatro documentos que debe rían servir de base para un compromiso EE UU-Nicaragua, bajo la garantía de los Estados latinoamericanos que integran el grupo de Contadora (México, Venezuela, Colombia y Panamá).

Propuestas de D'Escoto

En síntesis, El Gobierno sandinista pide que Nicaragua y EE UU "deberían prohibir el establecimiento de cualquier base militar en la región", prohibir las actividades abiertas o secretas de activistas contra los Gobiernos, invitar a todas las naciones del área a establecer un acuerdo de seguridad en el área centroamericana y proponer que los países del grupo Contadora garanticen el cumplimiento de los acuerdos. Las relaciones con Nicaragua fueron también objeto de fuerte polémica en la Cámara de Representantes, donde el líder de la mayoría demócrata, Thomas O'Neill, manifestó que el voto contra las actividades encubiertas de la CIA "responde al sentimiento del pueblo norteamericano". A pesar del rechazo de la Cámara, se espera que el Senado, con mayoría republicana, vote a favor de continuar la ayuda a los antisandinistas. En cualquier caso, con o sin ayuda secreta, los 50 millones de dólares se convertirán en programa de cooperación para la ayuda militar de EE UU a Honduras, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y Panamá. "Es evidente que esa Administración sólo busca una salida militar al problema de Nicaragua", comentó Robert Bolant, representante demócrata por el Estado de Massachusetts, lamentando que Reagan no intente forzar una salida política al litigio entre Washington y Managua. Los demócratas piden también al presidente Reagan que solicite a la Organización de Estados Americanos (OEA) que presionen a los sandinistas y cumplan las promesas de la revolución de 1979.

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