Halffter y Manuel Hidalgo presentan obras recientes en el certamen de Donaueschingen

La soledad sonora, de Cristóbal Halffter, y Harto, de Manuel Hidalgo, han obtenido gran éxito en el recién clausurado Festival de Donaueschingen (República Federal de Alemania). La participación española es más destacable por cuanto, en total, fueron programados sólo nueve autores de diversa nacionalidad, entre ellos Karlheinz Stockhausen, con su Kathinkas Gesang als Luzifers Réquiem (Canto de Kathinka a modo de réquiem luciferino).

Difícil -mejor, imposible- sería escribir la historia de la música contemporánea prescindiendo de los Musiktage (Días de música), de Donaueschingen, ...

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La soledad sonora, de Cristóbal Halffter, y Harto, de Manuel Hidalgo, han obtenido gran éxito en el recién clausurado Festival de Donaueschingen (República Federal de Alemania). La participación española es más destacable por cuanto, en total, fueron programados sólo nueve autores de diversa nacionalidad, entre ellos Karlheinz Stockhausen, con su Kathinkas Gesang als Luzifers Réquiem (Canto de Kathinka a modo de réquiem luciferino).

Difícil -mejor, imposible- sería escribir la historia de la música contemporánea prescindiendo de los Musiktage (Días de música), de Donaueschingen, creados, impulsados y mantenidos por la familia principesca de Fürstenberg, en colaboración con la municipalidad y la radio de Baden-Baden. En un primer período, a partir de 1921, se encuentran en la ciudad del Danubio los nombres de Busoni Strauss, Hindemith, Schönberg, Berg o Webern. En el segundo período de los festivales, iniciado en 1950, la contribución al progreso y evolución de la música de nuestro tiempo se torna decisiva, en buena parte por el impulso recibido de Heinrich Strobel, a la vez director de las jornadas de Donaueschingen y de la Sudwestfunk (Radio del Suroeste de Alemania).Muchas tendencias, ensayos y orientaciones de las sucesivas vanguardias nacieron o se lanzaron desde Donaueschingen, y bastaría recordar los nombres de Stockhausen, Berio, Ligeti, Maderna, Boulez, Penderecki, Serocki, Boulez, Amy, Huber, Trojalin o Walter Rhim, para medir la importancia del empeño en su plantamiento y su continuidad.

Un músico habitual

A partir de 1963, el nombre de Cristóbal Halffter se hace habitual en Donaueschingen con el estreno de la Sinfonía para tres grupos instrumentales, al que siguen Líneas y puntos (1967), Plato por las víctimas de la violencia (197 1) y la actual Soledad sonora. He podido comprobar, muy directamente, lo que, por otra parte, ya sabía: el enorme prestigio de Halffter en los medios de creación contemporánea. El interés de un Stockhausen por cuanto nuestro músico escribe se une a la admiración de los autores más jóvenes, que ven en nuestro compatriota la figura definida de un maestro.La soledad sonora, la música callada, es un trabajo electroacústico realizado por Cristóbal Halffter en el estudio experirnental Heinrich Strobel de la radio de Baden-Baden, al que se ha sumado una excelente realizaciónóptica de Hubertus Kirchgäsner, con lo que estamos ante una producción objetiva para la televisión. No se trata de entender la televisión como mero medio de transmisión, sino de explotar su capacidad como vehículo para la inventiva artística. Partiendo, una vez más, de los versos de san Juan de la Cruz, Halffter supo doblegar el aparato electrónico a sus necesidades expresivas de pura musicalidad. Entonces, la electroacústica encuentra su máxima justificación, supera su demasiado frecuente explotación ilustrativa. Quiere decirse que, con todo el interés y la frecuente belleza de las imágenes de Kirchgäsner, tan fieles al texto musical, la obra de Cristóbal resulta válida por sí misma gracias a su firme y clara estructuración y por la consecución de una belleza sonora y una continuidad discursiva lógica y equilibrada en todas sus secuencias. La soledad sonora se ha dado seis veces en tres días, y en todas la ocasiones la sala estuvo llena y el éxito fue total. Y es bien sabido que del público de Donaueschingen forma parte cada año una nutrida representación de la crítica internacional, los compositores, promotores y editores. Éstos hicieron ver su última producción en una excelente mostra instalada al costado de la Donauhalle.

Manuel Hidalgo (Antequera, 1956) pertenece a lo que ha dado en llamarse escuela de Granada, cuyo punto de referencia es Juan Alfonso García, primer y determinante maestro de cuantos forman el grupo (el propio Alfonso, Guerrero, García Román). Reside y trabaja en Stuttgart, y posee una imaginación caracterizadamente meridional de gran fuerza expresiva. Harto responde a su mundo sonoro y se balancea entre la sutileza acústica propia de una coloreada poética musical y un sentimiento violento de talante contestatario, como es propio de toda superación del realismo. Música de contrastes tímbricos, de ambientes persistentes, de frecuentes sorpresas, aparece fuertemente estructurado, de modo que el conjunto, no por personal, aparece menos coherente. Harto provocó grandes aplausos y alguna protesta, más explicable por la actitud desprejuiciada del compositor que desde cualquier otra motivación. Manuel Hidalgo tiene palabra propia, agudizada inventiva y abierto espíritu anticonformista, que obliga a seguir la aventura.

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