La mayoría de los españoles que trabajan en Guinea desea regresar a nuestro país

Los 300 cooperantes españoles que trabajan en Guinea Ecuatorial celebraron ayer el 152 aniversario de la independencia de la ex colonia española en una situación de parálisis y caos, después de tres meses sin cobrar sus salarios y bajo el peso de la incertidumbre existente sobre el futuro de las relaciones hispano-ecuatoguineanas. Según fuentes de la cooperación española en Madrid, una mayoría de los trabajadores españoles está pensando regresar definitivamente a España.

Desde que, a finales de junio, las Cortes aprobaron la ayuda a la república ecuatoguineana correspondiente a 1983, de...

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Los 300 cooperantes españoles que trabajan en Guinea Ecuatorial celebraron ayer el 152 aniversario de la independencia de la ex colonia española en una situación de parálisis y caos, después de tres meses sin cobrar sus salarios y bajo el peso de la incertidumbre existente sobre el futuro de las relaciones hispano-ecuatoguineanas. Según fuentes de la cooperación española en Madrid, una mayoría de los trabajadores españoles está pensando regresar definitivamente a España.

Desde que, a finales de junio, las Cortes aprobaron la ayuda a la república ecuatoguineana correspondiente a 1983, dentro de los Presupuestos Generales, por valor de 1.615 millones de pesetas, la citada cantidad no ha sido librada todavía por las autoridades de Hacienda. A finales del mes de agosto, esa cifra fue recortada unilateralmente por el Ministerio de Economía y Hacienda en unos 600 millones de pesetas, lo que afectó a todas las áreas ministeriales de la cooperación, con exclusión de Defensa, que se negó a aceptar ningún recorte a su dotación de 165 millones de pesetas, de los que unos 150 millones se dedican al mantenimiento de los dos Aviocar.Cuatro meses más tarde, ni los 1.000 millones que quedaron ni las nóminas de los cooperantes han sido autorizados por el citado departamento, con lo que la actividad española en Guinea Ecuatorial se encuentra totalmente paralizada. Sólo el sector sanitario y educativo, que en su mayoría está en manos de religiosas españolas, repartidas en numerosas misiones por todo el territorio, sigue funcionando, aunque con escasez de medicinas y material médico, añadieron esas fuentes.

Por otra parte, continúa sin aclararse el suceso qué costó la vida de una misionera catalana, Carmen Samaranch, de 56 años, asesinada el pasado 2 de septiembre en la localidad de Ebebiyín, cercana a la frontera con Camerún y Gabón.

Según publicó este periódico (véase EL PAIS de 15-9-1983), un teniente y un soldado del Ejército ecuatoguineano fueron detenidos por presunta autoría del asesinato, cuyo móvil, al parecer, fue el robo. Las autoridades de Malabo prometieron que se celebraría un juicio sumarísimo, del que todavía no se tiene noticia, un mes después de los hechos.

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El Gobierno español, escéptico sobre la posibilidad de encauzar adecuadamente la ayuda a Guinea

Viene de la primera páginaLa misión española que debe renegociar el pago de la deuda externa de Guinea Ecuatorial con España no ha visitado todavía la antigua colonia. La deuda asciende a unos 6.500 millones de pesetas, y su renegociación fue uno de los acuerdos salidos de, los tres días de conversaciones entre el presidente ecuatoguineano, Teodoro Obiang, y el Gobierno español durante la última visita de aquél a Madrid en julio.

El 'clan de Mongomo'

Desde el parcial desmantelamiento hace unas semanas de la Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial, cuyo titular, Ricardo Peydró, dimitió en protesta por el desinterés demostrado por el Gobierno respecto de la cooperación y por los recortes presupuestarios de la ayuda, la cooperación, en teoría dependientes de la Direccíón General de África del Ministerio de Asuntos Exteriores, ha entrado en una vía muerta burocrática. El Boletín Oficial del Estado publicó el miércoles el cese de Peydró.

La cada vez mayor concentración de poder del clan de Mongomo en la administración ecuatoguineana, donde recientemente unas elecciones locales han supuesto un reparto descarado de puestos entre los partidarios de Obiang, aumenta el convencimiento del Gobierno socialista español de que resulta una labor estéril y un derroche de dinero el intentar controlar el uso de la ayuda a la cooperación para que contribuya a aliviar la pobreza en que viven la mayoría de los 300.000 guineanos. Fuentes consultadas por este periódico indicaron que se desconoce si en el proyecto de Presupuestos Generales para 1984, aprobado ya por el Consejo de Ministros y enviado a las Cortes, figura alguna partida para la cooperación con el régimen de Malabo.

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