Vísperas de otra crisis mundial del petróleo

Francia acaba de asumir el riesgo de poner el Golfo Pérsico en llamas y desencadenar una nueva crisis energética mundial. Si Irak utiliza los Super Etendard franceses para atacar la terminal persa de Jarq, como parece altamente probable, Irán cerrará inmediatamente el estrecho de Ormuz, como Jomeini ha jurado hacer. El precio de un barril de petróleo trepará hasta los cien dólares. Ayer, todavía, podía adquirirse por 28.La internacionalización de la contienda es desde ahora mismo un hecho, con el involucramiento directo en ella de las petro-monarquías del Golfo. Las jugosas exportaciones de cr...

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Francia acaba de asumir el riesgo de poner el Golfo Pérsico en llamas y desencadenar una nueva crisis energética mundial. Si Irak utiliza los Super Etendard franceses para atacar la terminal persa de Jarq, como parece altamente probable, Irán cerrará inmediatamente el estrecho de Ormuz, como Jomeini ha jurado hacer. El precio de un barril de petróleo trepará hasta los cien dólares. Ayer, todavía, podía adquirirse por 28.La internacionalización de la contienda es desde ahora mismo un hecho, con el involucramiento directo en ella de las petro-monarquías del Golfo. Las jugosas exportaciones de crudo saudíes, kuwaitíes, de Bahrein, Qatar, Abu Dabi y los Emiratos Arabes, 18 millones de barriles diarios, están desde este momento en peligro.

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Francia puede poner a buen recaudo sus nacionales y sus bienes en Irán. Irak ha de pensarse muy mucho el destino que va a dar a los aviones franceses. París desea que los utilice como arma negociadora, para disuadir a Teherán de la continuación de la guerra, pero esto parece una pretensión utópica. Irak necesita reducir a su enemigo, y ya sólo puede golpearle donde más le duele, Jarq, la gigantesca isla - bomba, surtidor de divisas por donde Irán exporta 2,3 millones de barriles al día.

El Estado Mayor persa tiene ya lista una serie de medidas, desde el bombardeo de gigantescas presas al norte de Bagdad, que puede ahogar en fango la capital del Tigris, hasta la irrupción en tromba hacia el interior de Irak de los 400.000 combatientes del Islam.

Por otra parte, fuentes occidentales aseguran que el ministro de los guardianes de la revolución, Mohsen Rafigdusht, mantuvo con Jomeini una entrevista el 19 de septiembre. Allí detalló el plan para el bloqueo de la garganta de Ormuz. Consistiría en la asfixia del estrecho por la detonación, por control remoto, de buques cargados de explosivos.

Asimismo, centenares de guardianes revolucionarios iraníes han construido una base submarina en la céntrica isla de Jazireh - e - Laraki, en la embocadura del estrecho. Desde esta base, algunas decenas de hombres, con un puñado de explosivos, podrían poner en ignición el sensible estrecho. La URSS sigue los acontecimientos de cerca. Washington, con sus unidades de despliegue rápido en Omán, permanece al acecho. Europa tiene motivos para temer.

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