CIENCIA

La implantación de bombas de insulina, próximo paso en el tratamiento de la diabetes

Los sistemas implantables de difusión de drogas se encuentran todavía en fase de experimentación clínica en todo el mundo, pero pueden llegar a generalizarse en pocos años, especialmente en el tratamiento de la diabetes, declaró a EL PAÍS el científico francés Jacques Mirouze, pionero en el tratamiento de diabéticos con bombas de insulina.

La primera implantación en España de una bomba difusora de medicamentos en un paciente se realizará, probablemente, a finales de este mismo año, con carácter experimental, y se encuentran trabajando en el tema varios equipos hospitalarios.La impla...

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Los sistemas implantables de difusión de drogas se encuentran todavía en fase de experimentación clínica en todo el mundo, pero pueden llegar a generalizarse en pocos años, especialmente en el tratamiento de la diabetes, declaró a EL PAÍS el científico francés Jacques Mirouze, pionero en el tratamiento de diabéticos con bombas de insulina.

La primera implantación en España de una bomba difusora de medicamentos en un paciente se realizará, probablemente, a finales de este mismo año, con carácter experimental, y se encuentran trabajando en el tema varios equipos hospitalarios.La implantación en el abdomen de pequeñas bombas que liberan en la sangre del paciente las dosis precisas del medicamento necesario puede aplicarse a diversas enfermedades y trastornos, explica Mirouze, que ha participado en el II Simposio de Ingeniería Biomédica que comenzó el pasado miércoles en Madrid.. La posibilidad más estudiada en la actualidad es el tratamiento de la diabetes mellitus mediante bombas difusoras de insulina, pero también se pueden utilizar para el tratamiento del cáncer, la trombosis, las deficiencias hormonales, el dolor crónico por enfermedad o el control de natalidad. En España es probable que la primera implantación se produzca con una bomba de morfina en un paciente con cáncer, debido a que presenta menos problemas que las bombas de insulina.

"Los pacientes diabéticos debían recibir antes una inyección de insulina de dos a tres veces por día", explica Mirouze. "Desde hace 10 años se empezaron a desarrollar sistemas para controlar de forma continua el nivel de azucar en sangre, sistemas que son verdaderos páncreas artificiales".

Un páncreas artificial tiene tres partes: un aparato para medir la glucosa, una bomba de insulina y un microprogramador. El enfermo se mide él mismo la glucosa siete veces por día, y programa la bomba para que le dé la cantidad de insulina necesaria. Estas bombas, antes de gran tamaño, se han convertido luego en portátiles, son las que, debido al progreso tecnológico, se han hecho tan pequeñas que se pueden implantar de forma permanente en el paciente.

Circuito abierto

Sin embargo, no es posible todavía crear un sistema de circuito cerrado que se incorpore a la bomba, mida automáticamente el nivel de azucar y libere la insulina necesaria sin que el paciente llegue a enterarse. Los sistemas actuales tienen circuito abierto, y sólo se implanta la bomba. únicamente cuatro centros en el mundo, situados en Alburquerque (EEUU), Montpellier (Francia), Viena y Munich tratan actualmente pacientes con este sistema, y de forma experimental. Una paciente del doctor Mirouze, en Montpellier, es la que ha tenido durante más tiempo - 18 meses- implantada una bomba de este tipo."La batería para que funcione la bomba no es ningún problema", señala Mirouze, "y la tolerancia suele ser buena, pero necesitamos resolver el problema que presenta la insulina". Este problema, que puede quedar resuelto, según Mirouze, en pocos meses, consiste en que la insulina, debido al movimiento y la temperatura del cuerpo humano, cristaliza y obstruye el catéter por donde llega a la sangre.

En la actualidad, muy pocas empresas fabrican las pequeñas bombas, de una tecnología similar a la de los marcapasos.

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