Gromiko viajará a Francia antes de participar en la 'cumbre' de la Conferencia de Madrid
El jefe de la diplomacia soviética, Andrei Grorniko, visitará París a principios del próximo mes de septiembre, aprovechando el viaje que ha de realizar a Madrid para asistir a la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores de los países participantes en la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE), que se celebrará los días 7, 8 y 9 de septiembre.
Ayer tarde, fuentes oficiales soviéticas anunciaron esta visita, si bien no se dio a conocer una fecha exacta. Sin embargo, en medios diplomáticos franceses se daba como seguro que sería el día 6 de septiembre cuando Grom...
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El jefe de la diplomacia soviética, Andrei Grorniko, visitará París a principios del próximo mes de septiembre, aprovechando el viaje que ha de realizar a Madrid para asistir a la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores de los países participantes en la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE), que se celebrará los días 7, 8 y 9 de septiembre.
Ayer tarde, fuentes oficiales soviéticas anunciaron esta visita, si bien no se dio a conocer una fecha exacta. Sin embargo, en medios diplomáticos franceses se daba como seguro que sería el día 6 de septiembre cuando Gromiko mantendría conversaciones con las autoridades galas.
Hace tres años -desde abril de 1980- que Grorniko no viaja a París. Ahora, devolverá la visita, que hiciera a Moscú en febrero su colega Claude Cheysson. No se sabe si el presidente François Mitterrand recibirá a Grorniko. El líder soviético, Yuri Andropov, sí recibió la pasada primavera a Cheysson, aunque a última hora y tras hacer pasar ciertos apuros al diplomático francés, que alargó su estancia y aplazó otros compromisos previos.
La visita de Grorniko a París se producirá en uno de los peores momentos de las relaciones franco-soviéticas, que alcanzaron su punto más bajo en abril, cuando el Gobierno francés expulsó a 47 ciudadanos soviéticos -la mayor parte de ellos diplomáticos- acusados de espionaje.
La intervención francesa en Chad -para contrarrestar la influencia de Libia, país cercano a la órbita del Krerrilin- ha venido a empeorar aun más el diálogo entre Moscú y París, que comenzó a entrar en crisis cuando François Mitterrand accedió a la presidencia.