FLAMENCO

Las Minas: los aspirantes al trofeo

Hoy finaliza el 23º Festival Nacional del Cante de las Minas de La Unión, en el que han participado 17 concursantes que optan al gran trofeo Lámpara Minera y otros importantes premios.Pero hasta llegar aquí han continuado celebrándose otros acontecimientos previstos. En la noche del martes tuvo lugar la final del 14º Certamen Nacional del Trovo, con la actuación de los seis troveros que habían logrado clasificarse en las veladas preliminares.

El trovo es una forma de poesía popular de gran arraigo y tradición por estas tierras, que consiste en repentizar sobre la marcha acerca de un tem...

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Hoy finaliza el 23º Festival Nacional del Cante de las Minas de La Unión, en el que han participado 17 concursantes que optan al gran trofeo Lámpara Minera y otros importantes premios.Pero hasta llegar aquí han continuado celebrándose otros acontecimientos previstos. En la noche del martes tuvo lugar la final del 14º Certamen Nacional del Trovo, con la actuación de los seis troveros que habían logrado clasificarse en las veladas preliminares.

El trovo es una forma de poesía popular de gran arraigo y tradición por estas tierras, que consiste en repentizar sobre la marcha acerca de un tema que, por supuesto, los concursantes desconocen hasta el momento mismo de iniciar su actuación, lo que requiere reflejos, imaginación y cualidades versificadoras nada despreciables.

Los temas que se propusieron a las tres parejas finalistas fueron Rumasa, Otan sí, Otan no y Los socialistas en el poder, resultando triunfador un veterano trovero conocido con el nombre de Repuntín.

La noche siguiente, la del miércoles día 17, fue la de la guitarra flamenca, con la final del cuarto concurso de la misma, a la cual llegaron cuatro intérpretes, entre ellos un vietnamita y un joven de 14 años, Miguel Sánchez, y que aun siendo español vino desde Bélgica. Los triunfadores fueron los otros dos: José Pascual Ruiz, de 21 años, y Miguel Molina, de 18 años. El toque por tarantas era obligado, y cada concursante hacía además un segundo toque de su elección. El triunfador, José Pascual, hizo soleares, y en ambos toques, así como en las alegrías finales después de serle otorgado el premio , demostró ser ya un tocaor de fina sensibilidad y con un toque muy flamenco, como corresponde a un aventajado discípulo de Parrilla de Jerez.

El plato fuerte de la noche corrió a cargo de Manolo Sanlúcar, quien, por supuesto, actuó como invitado. Sanlúcar contó con el apoyo de su hermano Isidro y de Vicente Amigo, así como, de Jaime Muela a la flauta travesera. Ciertamente que la introducción de instrumentos distintos a la guitarra en los conciertos de música flamenca, que últimamente se están registrando con werta asiduidad, puede enriquecer esta parcela del arte flamenco, y de hecho Jaime Muela logró sonidos muy hermosos y adecuadamente integrados en el discurso del toque, pero si hablamos, del flamenco, tengo que decir que cuando Manolo Sanlúcar alcanzó los momentos culminantes de su arte fue cuando se quedó él solo y tocó con inspiración, con duende, como los ángeles, por granaínas, por soleares, por tarantas, composiciones de su propia autoría, algunas motivadas en estremecedores poemas de Miguel Hernández.

No voy hablar de la técnica de ejecución, de hallazgos expresivos puramente formales. Manolo Sanlúcar es un maestro que está más allá de todo eso; es un artista excepcional, y, tengo que decirlo, el mejor Manolo Sanlúcar está cuanto más fiel se queda al flamenco, ese arte que, corno él mismo dijo, se ha venido haciendo pasito a pasito.

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