El Festival de los Pirineos convierte a Jaca en una Babel de la cultura internacional

Veinte años después de su inauguración, el festival internacional de folklore, de Jaca sigue convirtiendo la pequeña localidad del alto Aragón en una torre de Babel en la que confluyen las culturas más diversas en una manifestación artística sin la que sería inconcebible la Jaca veraniega. Hoy y mañana son los días culminantes de la celebración folklórica, a la que asisten espectadores y grupos de los lugares más diversos.

Las jornadas internacionales de folklore de Jaca (Aragón), que terminan mañana, han convertido la ciudad en un auténtico hervidero humano de gentes que llegan de toda...

Veinte años después de su inauguración, el festival internacional de folklore, de Jaca sigue convirtiendo la pequeña localidad del alto Aragón en una torre de Babel en la que confluyen las culturas más diversas en una manifestación artística sin la que sería inconcebible la Jaca veraniega. Hoy y mañana son los días culminantes de la celebración folklórica, a la que asisten espectadores y grupos de los lugares más diversos.

Las jornadas internacionales de folklore de Jaca (Aragón), que terminan mañana, han convertido la ciudad en un auténtico hervidero humano de gentes que llegan de toda España, así como de otros puntos de la geografía internacional, conocedores de este acontecimiento. Es el Festival Folklórico de los Pirineos, que cada dos años transforma esta pequeña localidad altoaragonesa. Hoteles, campings y demás lugares de residencia presentan el cartel de no hay plazas. La infraestructura urbana se convierte en obligado y, para muchos, buscado y deseado lugar de permanencia. Día y noche la vida transcurre en las avenidas más céntricas con igual actividad y colorido. Y entre las gentes, grupos folklóricos procedentes de todo el mundo, quienes transmiten con el baile su cultura y tradiciones. Gracias a este vehículo de comunicación universal, Jaca no es durante estas fechas una torre de Babel. El domingo por la tarde, un gran desfile recorrerá las calles, despidiéndose de esta ciudad que, junto a los Pirineos y muy cerca de Europa, intenta aunar culturas y gentes sin distinción de razas, credos e ideologías.Fue hace 20 años cuando esta muestra folklórica se presentaba por primera vez con unas modestas metas bajo la organización del Centro de Iniciativas Turísticas de la Jacetania. Su presidente era entonces Armando Abadía, actual alcalde, cuya historia personal está totalmente ligada a la del festival. Como primera autoridad jaquesa, primero en tiempos franquistas, después bajo las siglas de UCI) y ahora con las de AP, es el máximo defensor de que las metas de este festival sean la convivencia, la paz y la amistad entre todos los pueblos del mundo. Pero no es fácil llevar a la práctica esta filosofía. Este año se vio truncada por la ausencia del grupo Thizort, de Argelia, que no concurrió en su gira por Europa a aquellos lugares donde participara Israel. Asimismo causó cierto malestar el que no pudieran entrar en el patio militar de la ciudadela las enseñas de las comunidades autónomas de los grupos españoles presentes (Baleares, Euskadi y Aragón). Después lo harían en el desfile, ya que siempre es preceptiva la enseña nacional que aglutine a los grupos por países bajo una única bandera. Con todo, es éste de Jaca el que mejor logra las metas que para los festivales folklóricos señala la Unesco, organismo que pone como modelo este de los Pirineos, especialmente en su vertiente española. Como se sabe, la ciudad de Jaca celebra alternativamente con la francesa de Olorón esta muestra folklórica.

Los habitantes de Jaca, acostumbrados a vivir acontecimiéntos de este tipo y conocedores del folklore de casi todo el mundo, son rápidos a la hora de emitir juicios.y hablar de favoritos. Aunque no han desfilado todos los grupos por el pabellón, éste podría ser el resultado aproximado de una encuesta en la calle. Dimitrovgad, de Bulgaria; Playrile Baragunului, de Rumanía, y Lam Ang Manila, de Filipinas, se encuentran entre los de mayor calidad.

Los más exóticos corresponden a los congoleños, malayos y checoslovacos. El premio a la popularidad se lo reparten los componentes de la Usafe Band, de Estados Unidos de América, y las agrupaciones Tracutenverein, de Austria, y Mazuri, de Polonia. Los componentes que viven más angustiados y pendientes de lo que ocurre en su país son la Agrupación Nacional de Sri Lanka (antiguo Ceilán), que se encuentra en guerra civil. Una de las formas de buscar protección la encuentran durmiendo con la luz encendida.

Más de 300 personas se encargan desinteresadamente de la organización de este festival, que funciona como un perfecto engranaje, donde cada uno de los movimientos está perfectamente programado. Sólo en las actuaciones de los grupos por las calles existe iniciativa propia, aunque también hay que recorrer itinerarios marcados de tal forma que no haya interferencias entre ellos y puedan exhibir sus bailes en todas las calles y rincones de la ciudad.Ésta es la auténtica dimensión de este festival que trasciende el marco escueto del pabellón. Es el motivo o la excusa para ir a Jaca y hacer de sus calles y bares lugar exclusivo de residencia durante estas fechas. Día y noche, sin solución de continuidad, la permanente vigilia hace mella también en los más dinámicos y activos visitantes, agotados por el cansancio, el vino y demás barbitúricos al uso. Pero la gran resaca no llegará hasta el lunes por la mañana.

TVE tiene previsto transmitir hoy, sábado, a las nueve de la noche, en directo por la segunda cadena, una sesión desde el pabellón de este festival. Mañana lo hará en diferido, a partir de las diez de la noche, por la primer cadena. A esas horas habrán terminado ya los actos oficiales de esta muestra, que se clausura con un desfile en la tarde del domingo por las calles de Jaca, con la intervención de todos los grupos participantes.