El 'santuario' de los Beatles en Abbey Road, abierto a la curiosidad de los nostálgicos

Abbey Road es una calle muy normal, al norte de Londres, con dos únicos y extraños atractivos turísticos: los estudios en los que los Beatles grabaron las canciones que les hicieron famosos y el paso de cebra en el que John, Ringo, Paul y George se fotografiaron para la cubierta de su último álbum como grupo, un disco que llevó el nombre de la calle. Desde esta semana todo ha cambiado en Abbey Road, y cientos de jóvenes acuden a esta calle.

Pocas personas se acordaban ya de esos detalles, y Abbey Road hubiera permanecido más o menos desierta como desde hace años, si los propietarios del...

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Abbey Road es una calle muy normal, al norte de Londres, con dos únicos y extraños atractivos turísticos: los estudios en los que los Beatles grabaron las canciones que les hicieron famosos y el paso de cebra en el que John, Ringo, Paul y George se fotografiaron para la cubierta de su último álbum como grupo, un disco que llevó el nombre de la calle. Desde esta semana todo ha cambiado en Abbey Road, y cientos de jóvenes acuden a esta calle.

Pocas personas se acordaban ya de esos detalles, y Abbey Road hubiera permanecido más o menos desierta como desde hace años, si los propietarios del estudio número 2 de la casa discográfica EMI no hubieran tenido la ocurrencia de abrir al público el santuario beatleriano. Ello ha provocado el asalto de cientos de jóvenes de todo el mundo que acuden cada mañana en tumultuoso peregrinaje."La estúpida idea de dejar que el público entre en el estudio es mía", afirma sonriendo Kevin Townsend, director general de la compañía. "Nunca creí que fuera a pasar lo que está pasando". Lo que sucede es que cientos de muchachos y muchachas que ni tan siquiera habían nacido cuando los Beatles empezaron a hacerse famosos acuden a Abbey Road armados con las 4,5 libras (900 pesetas) que cuesta la entrada y con una enorme paciencia para aguantar la cola. El estudio 2 es pequeño y sólo admite unas 100 personas a la vez.

Los auténticos fans del grupo, los que crecieron al mismo tiempo que los Beatles, también acuden a Abbey Road, pero en menor número y más agazapados, como si temieran que alguien les recuerde que han pasado ya la treintena y que son respetables miembros de la sociedad. Muchos de ellos se quedan sorprendidos ante la marabunta de adolescentes blancos, amarillos y negros que llevan camisetas con la efigie de sus ídolos, se cortan el pelo al estilo inconfundible de los años sesenta y se fotografían en el famoso paso de cebra imitando las posturas de John, Ringo o Paul.

Foto famosa

Los afortunados que consiguen entrar tienen oportunidad de ver un auténtico museo de los Beatles y de escuchar sus canciones más importantes en banda original. Más aún, pueden oír dos canciones, Leave my kitten alone y How do you do it?, que nunca fueron comercializadas. La compañía ha pedido ahora a los tres Beatles supervivientes que autoricen la edición.Por encima de la música y del ruido, Townsend, que tiene ahora 50 años, recuerda el primer día en que vio al grupo en el estudio (el 6 de junio de 1962) y la triste fecha en que se despidieron, en 1969, después de grabar su último álbum y de hacerse la famosa foto. En total, los Beatles grabaron en Abbey Road 188 de sus 202 canciones. Siempre tuvieron una predilección especial por estos estudios, y aunque registraron canciones en algunas otras casas discográficas, mantuvieron hasta el fin su fidelidad hacia el viejo edificio victoriano del siglo XIX en el que también había grabado su último disco el famoso director de orquesta norteamericano Glenn Miller, poco antes de estrellarse en un avión militar de regreso a su hogar, en 1942.

La única queja de John, Paul, Ringo y George, recuerdan los encargados de Abbey Road, es que no había forma de aparcar en la calle.

Townsend rememora también las extrañas interpretaciones a que dio origen en su día la cubierta del disco. Por aquel entonces alguien había lanzado el rumor de que Paul McCartney había muerto y que le sustituía un doble. El hecho de que Paul se fotografiara vestido de blanco y con los pies descalzos hizo que muchas personas creyeran ver la confirmación críptica de sus temores. Afortunadamente, el beatle estaba en perfecta salud y se trataba sólo de una broma.

Una manía que no muere

Los responsables de EMI Records no pretenden convertir el estudio 2 de Abbey Road en un museo permanente. "El estudio", afirman, "estará abierto tan sólo hasta el próximo 11 de septiembre. Después tenemos que instalar un nuevo equipo, valorado en más de 200.000 dólares, mucho mejor que el que sirvió para grabar las canciones de los Beatles". Las ocho semanas les supondrán, sin embargo, un buen negocio: los fans compran camisetas, libros, revistas, discos y chucherías de todo tipo con la imagen de sus ídolos. "Sinceramente, hay algunas manías que nunca mueren, y los Beatles parecen ser una de ellas".Después de Abbey Road, John Lennon abandonó definitivamente en 1969 el grupo en solidaridad con su compañera Yoko Ono.

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