El ministro del Interior presidió en Bilbao el funeral por el policía asesinado el miércoles

El ministro del Interior, José Barrionuevo, asistió a mediodía de ayer en Bilbao, al funeral por el policía nacional Manuel Francisco García San Miguel, de 27 años, asesinado el pasado miércoles Sopelana (Vizcaya). La ceremonia se celebró en el acuartelamiento de la Policía Nacional de Basauri, y al mismo también asistieron el director general de la policía, el delegado del Gobierno en el País Vasco y el general inspector de la Policía Nacional.

Durante el acto no se produje incidente alguno, pero varios policías hicieron numerosos comentarios críticos sobre su situación en el País Vasc...

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El ministro del Interior, José Barrionuevo, asistió a mediodía de ayer en Bilbao, al funeral por el policía nacional Manuel Francisco García San Miguel, de 27 años, asesinado el pasado miércoles Sopelana (Vizcaya). La ceremonia se celebró en el acuartelamiento de la Policía Nacional de Basauri, y al mismo también asistieron el director general de la policía, el delegado del Gobierno en el País Vasco y el general inspector de la Policía Nacional.

Durante el acto no se produje incidente alguno, pero varios policías hicieron numerosos comentarios críticos sobre su situación en el País Vasco y otros contra el discurso de Barrionuevo. Entre las autoridades asistentes estaban el consejero de Interior del Gobierno vasco, Luis Retolaza, y los dos máximos responsables de la policía vasca, quienes, según aseguraron a este periódico, acudían por segunda vez a un funeral de este tipo, pero, a partir de ahora, estarán presentes en los posibles funerales por agentes asesinados en atentado.A su llegada al cuartel, el ministro del Interior visitó la capilla ardiente donde estaba el cadáver del policía. En la capilla, Barrionuevo charló unos minutos con la esposa, el padre y tres do las cinco hermanas del fallecido. Entre lágrimas, la esposa, Milagros Fernández San Miguel, dijo al ministro: "Hagan algo para que no sigan. Por él ya no se puede hacer nada, pero hagan algo por estos chicos que están aquí, tan jóvenes...". Igualmente, una de las hermanas comentó a Barrionuevo: "Ahora ha muerto éste, mañana otro, y así todos los días. Era el único hermano varón que teníamos. Hagan algo".

A mediodía se inició la ceremonia religiosa en el patio del acuartelamiento, donde estaban formadas tres compañías de la Policía Nacional, una sección de la Guardia Civil y una unidad de honores del Ejército. En la homilía, el capellán de la Policía Nacional calificó a los terroristas de "grupo de fanáticos" y se dirigió a ellos con estas palabras: "No tenéis derecho a cortar unas vidas que Dios ha dado". En otro momento señaló: "Si es posible, aparta de nosotros este cáliz del terrorismo".

Tras la ceremonia, el ministro se reunió en el bar del cuartel con varías decenas de policías, entre ellos alguno que se identificó como perteneciente al Sindicato Unificado de Policía (SUP), organización ilegal, aunque tolerada, de la Policía Nacional. En la mayoría de las intervenciones, los policías pidieron que fueran mejoradas sus condiciones económicas y profesionales, mientras el ministro, en unas breves palabras, les dijo que "el pueblo y el Gobierno están con la policía". Barrionuevo también pidió un máximo esfuerzo para acabar con el terrorismo, y precisé: "Tenemos que contar con nuestras propias fuerzas, y nada más que con nuestras fuerzas", comentario que los asistentes interpretaron como la intención actual del Gobierno de no contar con la policía vasca en la lucha antiterrorista.

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