El Papa, en Polonia

Juan Pablo II insinúa que la libertad y la independencia polacas no se recuperarán sin la mediación de la Iglesia

El papa Juan Pablo II, durante una misa celebrada ayer ante más de un millón de personas, bajo la lluvia, en el santuario de la Virgen de Jasna Gora, insinuó mediante una imagen bíblica que la recuperación de la libertad y la independencia, en Polonia, tendrá que contar necesariamente con la mediación de la Iglesia. Estas manifestaciones las realizó Juan Pablo II ante más de 100 obispos de Polonia y de otros países del Este y del Occidente.

El Papa recordó que, en el correr de los tiempos, el aniversario de la Constitución polaca, que se celebra el 3 de mayo, acabó coincidiendo con la f...

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El papa Juan Pablo II, durante una misa celebrada ayer ante más de un millón de personas, bajo la lluvia, en el santuario de la Virgen de Jasna Gora, insinuó mediante una imagen bíblica que la recuperación de la libertad y la independencia, en Polonia, tendrá que contar necesariamente con la mediación de la Iglesia. Estas manifestaciones las realizó Juan Pablo II ante más de 100 obispos de Polonia y de otros países del Este y del Occidente.

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El Papa recordó que, en el correr de los tiempos, el aniversario de la Constitución polaca, que se celebra el 3 de mayo, acabó coincidiendo con la fiesta de la Reina de Polonia, que es, dijo, "la defensa de la nación polaca". Y afirmó que cuando este país fue borrado de la Carta de Europa este santuario siguió siendo el lugar donde "los polacos fuimos siempre libres". Y que a los pies de esta virgen se apoyó en todo momento "la esperanza y la ilusión de los polacos de recuperar su independencia".La gente había empezado a aplaudir con fuerza, a levantar pancartas de Solidaridad y a agitar banderitas con la fotografía de Walesa amordazado. El Papa, temiendo que los ánimos se encendieran, fue tajante y pidió silencio para que se respetara, dijo, "la religiosidad del acto litúrgico".

Presentó después a este santuario de Czestochowa como el lugar donde se repite el milagro de las bodas de Caná de Galilea, cuando por voluntad de la Virgen Cristo convirtió el agua en vino. Y por eso lo bautizó como la nueva Caná polaca. La interpretación es clara: lo mismo que en Caná de Galilea la mediadora entre los apóstoles y el poder de Jesús fue la Virgen y se realizó el milagro, también aquí, por la mediación de la Virgen de Czestochowa y por tanto de la Iglesia polaca, se conseguirá el milagro de la recuperación de la libertad perdida y de la total independencia del país.

Es ésta una idea que va apareciendo cada vez más clara en todos los discursos del Papa en este viaje, discuirsos que lee ante la muchedumbre, pero que son claramente también dirigidos hacia arriba. Para el papa Wojtyla, Polonia no será Polonia no podrá vivir su identidad nacional sin la Iglesia. Es ella la que siempre asegura, según el Papa, la libertad al pueblo y quien la defendió en los momentos más difíciles. Y quiere seguir haciéndolo ahora, en medio de las actuales tensiones sociales y políticas que agitan a la nación.

Libertad sin revolución

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Según Juan Pablo II, la Iglesia polaca está dispuesta a defender la libertad de los trabajadores, pero no acogiéndose a doctrinas externas o revolucionarías, sino a la enseñanza de la Iglesia. Hablando ayer tarde a todo, el episcopado polaco, a puerta cerrada, dijo que la doctrina social de la Iglesia no es marginal, sino que, al contrario, es la que representa "las verdaderas aspiraciones de los hombres del trabajo". Y aquí tocó otra vez el tema de la solidaridad, dando a entender que la Iglesia podría dejar caer la experiencia concreta e histórica del sindicato libre de Solidaridad sin por ello renunciar "a crear instrumentos de diálogo y de colaboración capaces de resolver las oposiciones sin crear la destruecíón del opositor".Afirmó que para crear un mundo de justicia y de paz la "solidaridad" deberá "derrocar los fundamentos del odio, del egoísmo y de la injusticia" y "abandonar la concepción de los términos de oposición irreducible de clases".A los obispos les pidió unidad en torno al primado Jozef Glemp, el cual reconoció lo dificil de su tarea actual. Y apoyó en realidad públicamente la línea político-religiosa del sucesor del cardenal Wyszynski, partidario de negociaciones y no de enfrentamientos frontales con el régimen. A los obispos les dijo también el Papa que ha sido la Iglesia la que "ha transformado la imagen lúgubre y bajo tantos aspectos dolorosa de la vida de la sociedad polaca en el último año".

Y aludiendo sin nombrarlo al joven Grzegorz Przenyk, que resultó muerto el primero de mayo pa sado durante una manifestación, golpeado por la policía, el Papa pidió a los obispos que luchen para proteger la vida de los ciudadanos y para "evitar", dijo, "mutilaciones tan fáciles en los casos de palizas, especialmente si se trata de organismos jóvenes y débiles". El ministro de Información condenó ayer en Varsovia las manifestaciones que se realizan, al margen de la visita del Papa, de protesta contra el régimen y, de apoyo a Solidaridad y pidió al servicio de orden de la Iglesia que mantenga los pactos aprobados ante la visita.

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