Tribuna:

Estados Unidos quiere elecciones libres en El Salvador

¿Qué hace Estados Unidos si las guerrillas salvadoreñas no quieren elecciones libres? Esta pregunta clave sobre la política de Estados Unidos en relación con El Salvador deberían hacérsela a sí mismos aquellos, dice el autor, que oponen reservas de fondo a la política del presidente Reagan.

La línea que actualmente adoptan los críticos de esta Administración es la de culpar al presidente de buscar una solución militar en una situación en la que solamente es posible una solución política. Esta formulación es lo bastante vaga como para permitir a los críticos del presidente ...

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¿Qué hace Estados Unidos si las guerrillas salvadoreñas no quieren elecciones libres? Esta pregunta clave sobre la política de Estados Unidos en relación con El Salvador deberían hacérsela a sí mismos aquellos, dice el autor, que oponen reservas de fondo a la política del presidente Reagan.

La línea que actualmente adoptan los críticos de esta Administración es la de culpar al presidente de buscar una solución militar en una situación en la que solamente es posible una solución política. Esta formulación es lo bastante vaga como para permitir a los críticos del presidente saltarse la exigencia de claridad y, lo que es más, tergiversa lo que es la política del presidente.Lejos de buscar una solución militar, el presidente Reagan ha dejado buena constancia, la más reciente en su discurso ante una sesión conjunta del Congreso, de estar a favor de una solución política.

El presidente busca unas negociaciones dirigidas a lograr que en las próximas elecciones presidenciales de El Salvador participen todas las fuerzas de oposición. Estas negociaciones incluirían aspectos tan importantes como la seguridad personal de los candidatos, su acceso a los medios de comunicación salvadoreños y la presencia de observadores internacionales; todo ello orientado a garantizar que las elecciones se produzcan con limpieza. Además, la política de la Administración Reagan no insiste en el lado militar: su ayuda a toda América Central sigue siendo ayuda económica en un 77%, e incluso en el caso de El Salvador es en un 68%.

De manera que el presidente Reagan no pretende una solución militar; antes bien, busca impedir una solución militar protagonizada por las guerrillas.

¿Qué separa, pues, al presidente de sus críticos?

Éstos pretenden estar también a favor de una solución política y afirman que el presidente no lo está porque apoya unas negociaciones orientadas solamente a la celebración de unas elecciones y porque desea aumentar la ayuda militar al Gobierno de El Salvador. El término solución política es una cáscara vacía y convendría dejar de usarlo. Lo que el presidente dice es que nuestro respaldo va en favor de las elecciones como exclusivo medio de distribución del poder en El Salvador. Y los que le critican deberían manifestar llanamente su acuerdo o desacuerdo con esta afirmación. El presidente quiere una solución política que sea democrática: unas elecciones libres. ¿Es que no están de acuerdo en esto? ¿Estarían a favor de una solución política aun cuando no fuera democrática e incluso desplazara a unas elecciones libres?

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Y para formular el interrogante más definitivo, ¿qué debe hacer el Gobierno de El Salvador, qué debe hacer el de Estados Unidos, si las organizaciones guerrilleras se niegan a participar en las elecciones libres?

He aquí una cuestión clave de El Salvador, y los que critican al presidente hacen mal servicio a nuestra nación cuando la eluden. Porque hasta el momento no hay pruebas de que las organizaciones guerrilleras tengan ganas de participar en unas elecciones libres. Se opusieron a las celebradas el año pasado hasta el punto de intentar impedirlas por medio de la violencia. Los resultados de aquellas elecciones, y el juicio de todos los expertos que se han pronunciado al respecto, indican que las guerrillas alcanzarían una votación muy exigua en unas elecciones libremente disputadas. En efecto, la posibilidad de obtener una parcela de poder sin concurrir a unas elecciones -posibilidad con la que no cuentan los críticos de la política del presidente- no hace sino restar estímulo a la participación por parte de las organizaciones guerrilleras.

Si estas organizaciones decidieran no participar en unas elecciones limpias, abiertas, sólo habría dos respuestas posibles. Primera: podemos reducir o eliminar la ayuda militar a El Salvador con la intención de obligar a su Gobierno electo a formar una coalición con las guerrillas, que tienen dirección comunista. La historia de tales coaliciones forzadas es sombría y, en cualquier caso, el Gobierno elegido en El Salvador se negaría a firmar semejante acta de suicidio. Esta sería, con todo, una solución política a los problemas de El Salvador, si bien sólo en el sentido de que las guerrillas ganarían poder sin necesidad de mayores operaciones militares.

De modo alternativo, podemos continuar proporcionando nuestra ayuda económica a El Salvador, más la ayuda en materia de seguridad que este país necesita para. hacer frente a la guerrilla, y seguir presionando en favor de la celebración de elecciones libres. No se debe vetar la concurrencia de las organizaciones guerrilleras a las elecciones libres. Éstas han de celebrarse con participación o no de aquéllas y habrá, además, que oponer resistencia a sus intentos de sabotaje de las elecciones.

Todos favorecen una solución política. Las organizaciones guerrilleras quieren que les sea cedido el poder; algunos de los que critican la política del presidente Reagan postulan negociaciones y formación de un Gobierno de coalición lisa y llanamente al margen de los resultados de las elecciones celebradas el año pasado; el presidente Reagan quiere que haya unas segundas elecciones que permitan al pueblo de El Salvador decidir libremente quién ha de ser su presidente. Todas éstas son soluciones políticas, pero solamente una es democrática. Y solamente el presidente ha mostrado la disposición de afrontar la realidad de El Salvador, que es ésta: si los guerrilleros no acuden a las urnas y, en lugar de ello, disparan contra los salvadoreños que lo hagan, el proceso democrático tendrá que ser definitivo. Por ello, la ayuda militar es esencial.

es secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios.

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