Miguel Boyer, en Estados Unidos, califica de austera su política económica y pide confianza e inversiones extranjeras

Miguel Boyer, ministro de Economía y Hacienda, calificó ayer de austera y moderada la política económica seguida por el Gobierno socialista y pidió, ante la banca y los inversores norteamericanos, un margen de confianza en el "esfuerzo de reconstrucción" que requiere España. El ministro, que presentó su periplo por Estados Unidos como una "campaña de imagen", solicitó a sus interlocutores estadounidenses que continúen invirtiendo en España.

En las 48 horas que pasará en Nueva York, Boyer y su reducido, pero importante, séquito ha tenido y tendrá hoy un apretado programa, que comenzó...

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Miguel Boyer, ministro de Economía y Hacienda, calificó ayer de austera y moderada la política económica seguida por el Gobierno socialista y pidió, ante la banca y los inversores norteamericanos, un margen de confianza en el "esfuerzo de reconstrucción" que requiere España. El ministro, que presentó su periplo por Estados Unidos como una "campaña de imagen", solicitó a sus interlocutores estadounidenses que continúen invirtiendo en España.

En las 48 horas que pasará en Nueva York, Boyer y su reducido, pero importante, séquito ha tenido y tendrá hoy un apretado programa, que comenzó, en la noche del miércoles, con una cena en el Metropolitan Club a la que asistieron los presidentes o consejeros delegados de los 10 bancos comerciales más importantes de Estados Unidos. Ayer se reunió con la Prensa norteamericana y con los exportadores e importadores interesados en España y, hoy, ofrecerá un almuerzo a los bancos y entidades de inversión estadounidenses.En todos los encuentros, según declaró el propio Boyer, el mensaje es uniforme: el Gobierno español es socialista, pero moderado y pragmático "en la tradición socialdemócrata o fabiana"; el Gobierno es resultado de unas elecciones donde obtuvo una mayoría parlamentaria absoluta; es el primer Gobierno estable desde que comenzó la transición política, y es también el primero que está decidido y puede modernizar el país. Su política económica, debido a la situación que encontró, reconoce la necesidad de realizar "un fuerte esfuerzo de austeridad" y será disciplinada en el terreno monetario, fiscal y presupuestario.

Aunque el contenido de sus conversaciones con los banqueros (hombres como Walter Wriston, del Citibank; William Butcher, del Chase; Alfred Brittain, del Bankers; Robert Lindsay, del Morgen, presidentes; o John Torrel, del Manufacturers; y John Jerkins, del Continental de Illinois, consejeros delegados) fue calificado de confidencial por ambas partes. El propio Boyer señaló a este periódico que no hubo temas concretos, sino "una explicación general, pero muy detallada, de la política y objetivos económicos del Gobierno". "Se les explicó y se les contestó todo tipo de preguntas".

La banca norteamericana se ha convertido, en opinión de personas próximas al séquito de Boyer, en uno de los principales pilares de apoyo exterior en el terreno económico. La confianza de los inversores norteamericanos, al nivel en que se establecieron los contactos, fue tal que "ni siquiera se habló de la reciente salida del Reino de España al mercado de capitales por 600 millones de dólares". El objetivo de este viaje, añadió la misma persona, es transmitir un mensaje de confianza en la capacidad de un Gobierno estable para modernizar el país.

Pero a este deseo global, los nombres de las personas que acompañan al ministro de Economía y Hacienda revelan que el viaje también tiene asuntos marginales y concretos. Aparte de que se celebra en vísperas de la visita oficial del presidente Felipe González Washington -cuya coincidencia no se escapa a nadie-, el hecho de que Mariano Rubio, subgobernador del Banco de España; Ruiz de Alda, del Fondo de Garantía de Depósitos, y Guillermo de la Dehesa, secretario de Estado de Economía, estén presentes, demuestran el interés por responder a cualquier asunto concreto que fuera planteado.

Así, la previsible venta de determinados activos del grupo Rumasa a entidades riorteamericanas, junto a las negociaciones que se llevan a cabo para la venta del Banco de Levante (quizá al Citibank) surgieron en las conversaciones. Pero el mayor interés se concentró, según informaciones fidedignas, en el futuro del sistema financiero español, especialmente en la legislación que pueda afectar a la banca extranjera allí instalada.

La naturaleza del viaje

El hecho de que Miguel Boyer y sus acompañantes almuercen hoy con los representantes de seis entidades y fondos de inversión, demuestra a su vez la naturaleza del viaje. Entre los asistentes al almuerzo se encuentran Peter Peterson, de Leliman Brothers, así como los máximos responsables de Merry Lynch, Salomon Brothers, Goldinan Sach, First Boston International y Morgan Stanley International. Todos ellos con fuertes intereses en España y decisivos a la hora de canalizar inversiones norteamericanas a nuestro país.Aunque medios próximos a Boyer señalaron que no se habló de ninguna operación concreta, no se escapa el interés que estas firmas puedan tener en la previsible emisión de bonos del Reino de España en el mercado norteamericano, aunque, por ahora, no existe ninguna intención de solicitar una clarificación de triple A que exigiría tal emisión, según declaró una fuente solvente.

Respecto a los importadores y exportadores, agrupados en la Cámara de Comercio Hispano-Norteamericana de Nueva York, el ministro español ofreció un detallado análisis de la situación económica española y anticipó la intención de incluir, dentro de la elaboración de los presupuestos para 1984, el objetivo de reducir la inflación al 8%, rebajar el déficit exterior por cuenta corriente a 2.500 millones o 3.000 millones de dólares, así como la intención de incrementar las exportaciones, en términos reales, en más de un 5% durante este año. Reiteró los propósitos del Gobierno de extender las reformas al sistema financiero, Seguridad Social, etcétera, dentro de los programas cuatrienales que se están elaborando.

En esencia, el discurso de Boyer ante la Cámara de Comercio no se diferenció mucho del ofrecido ante otros foros fuera del país, o ante el Congreso de los Diputados, en los que expone la situación que los socialistas encontraron a la llegada al Gobierno y las intenciones de reajustar esta situación a la necesaria para poder empalmar con la recuperación internacional en curso.

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