Crítica:MÚSICA CLÁSICA

Memorable concierto de la Sinfónica de Berlín

Gunther Herbig, al frente de la Orquesta Sinfónica de Berlín, nos plantea, con su memorable concierto, una tesis acerca de la obra de Wagner: la tesis de un Wagner no wagneriano. El culto wagneriano es la cortina de humo que la egolatría de Wagner ha trazado alrededor de su obra para su salvaguarda, como el fuego mágico que rodea a su Walkyria. El mito no está en el corazón de Wagneir: es, más bien, su ciudadela amurallada. ¿Qué ocurre si arrebatamos a Wagner a su mito y lo devolvemos a la historia? Ocurre, en primer lugar, que quebrantamos su voluntad y que los wagnerianos con razón se...

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Gunther Herbig, al frente de la Orquesta Sinfónica de Berlín, nos plantea, con su memorable concierto, una tesis acerca de la obra de Wagner: la tesis de un Wagner no wagneriano. El culto wagneriano es la cortina de humo que la egolatría de Wagner ha trazado alrededor de su obra para su salvaguarda, como el fuego mágico que rodea a su Walkyria. El mito no está en el corazón de Wagneir: es, más bien, su ciudadela amurallada. ¿Qué ocurre si arrebatamos a Wagner a su mito y lo devolvemos a la historia? Ocurre, en primer lugar, que quebrantamos su voluntad y que los wagnerianos con razón se incomodan.Desde el punto de vista estético, el artista hace lo que hace por encima y por debajo de lo que quiere hacer. En ese caso, la belleza de la música de Wagner comparece a la luz de dos fuentes esenciales del genio musical germánico: Bach y Schumann. Maestros cantores, con su arquitectura escolástica y con su encendido lirismo, es el modelo perfecto de esa confluencia y la clave para entender el Wagner no wagneriano de Gunther Herbig, en el polo opuesto del Wagner semiwagneriano de Herbert von Karajan y lejos del Wagner wagneriano de Georg Solti.

Obras de Wagner: 'Lohengrin' (preludio acto l); 'Maestros cantores' y 'Tannhäuser' Oberturas); 'Idilio de Siegfried' y 'Tristán e Isolda' (preludio, narración, lamento y muerte de Isolda)

Birgit Nilsson, soprano. Gunther Herbig, director.Teatro Principal de Valencia, 24 de marzo de 1983.

Un Wagner así, adolescente y tierno, íntimo y sabio, deja percibir el dolor que acompaña al placer erótico en el Wenusberg, el cual, disciplinado bajo la capa del Coro de peregrinos, tiembla todavía en la cuerda como un cuerpo enamorado. Y el programa, todo él idílico, propicia el encuentro con ese Wagner, el de los amores de Walther y de Tarinhäuser, el de los sueños de Elsa y de Isolda (los dioses están ausentes). Birgit Nilsson no contó con la voz, a la medida de su inteligencia, de las partituras de Wagner. O acaso optó, sin fortuna, por un Wagner ajeno a su propia escuela.

Aplaudimos la iniciativa de conciertos de nuestras instituciones -Generalitat y Diputació-, pero pedimos que disminuya el protocolo y aumente la oferta a los verdaderos aficionados.

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